¡Por fin! Empezó la primavera, tal vez la estación más bella del año. Quizás porque ella simboliza la esperanza, el renacer, un nuevo comienzo. Hoy más que nunca necesitamos imbuirnos de ese espíritu, tras seis meses de zozobra, angustia, incertidumbre, desconcierto, oscuridad.

Ojalá, lejos de seguir contagiándonos del maldito virus, todos nos contagiemos de ese mensaje que nos trae; ojalá logremos zanjar odiosas diferencias en pos del bien común; ojalá haya paz y amor, peace & love. Aunque suene ingenuo y hippie.

Lo cierto es que de nada servirá la tan ansiada vacuna si antes no combatimos y derrotamos al virus de la intolerancia, el resentimiento, el odio, la mezquindad. ¡A florecer, bendita Argentina! De una vez por todas. A renacer de tus cenizas.

Que esto ocurra depende de cada uno de nosotros. De nuestro esfuerzo mancomunado, más allá de las ideologías y los sectarismos. El país está primero.

Publicado en Clarín .