Cuenta la leyenda que al Presidente Hipólito Irigoyen, durante su segundo mandato, le armaron un diario con buenas noticias, para ocultar la realidad. Lo verdaderamente alarmante de la actitud de Cristina Fernández de Kirchner, es que ella misma expresamente les pidió a sus funcionarios que no le cuenten malas noticias, que no le tiren mala onda. Es decir que ella elige no ver y no enterarse de las situaciones que nos afligen a los argentinos. Como si eso ayudara en algo a mejorar el deplorable estado de situación en todas las áreas: seguridad, salud, educación, inflación, deuda externa, deuda interna.
 Ojos que no ven, corazón que no siente, pensará nuestra Presidente. Prefiere hacer oídos sordos a todo lo que no sea halagos y elogios a su gestión. No hay peor ciego, que el que no quiere ver, Sra. Presidente. Y tener una conductora ciega, nos pone a todos los argentinos en peligro.