María, la señora que me ayuda con los quehaceres domésticos, vive en Los Hornos. Habitualmente viene los lunes. Este lunes me manda un mensajito: “Irene, discúlpeme. No voy a poder ir. Mi nene no tiene clase porque en su escuela hay olor a gas”. Y me pregunté: ¿tiene que morir gente para que se empiecen a tomar medidas con respecto a la seguridad del personal docente, auxiliar y de los alumnos de nuestras escuelas públicas? Siempre llegamos tarde. Siempre. En Cromañón llegamos tarde. En el tren de Once llegamos tarde. Y como a veces Dios parece ser argentino, por unos minutos se salvaron los chicos de la escuela de Moreno, que podrían haber muerto junto a la Vice Directora y al Portero. Cero prevención. Nuestro lema: “Lo atamo’ con alambre”. Injustificable negligencia e inoperancia. El Estado no nos cuida, a pesar de los impuestos que pagamos. Vergonzoso y lamentable estado de cosas.