“El debut de la piba”, de Roberto Cayol. Elenco: Pampa Verónica González, Alejandro Orduna, José Osvaldo Demarco, Santiago Figueroa, Néstor Villoldo, Lucía Bayá Casal, Griselda Actis. Escenografía y vestuario: Eugenia Kubli. Diseño sonoro y musical: Daniel Gismondi. Guitarras en off: Fernando Tato. Armónicas en off: Javier Catalá. Diseño gráfico: Baldoni/Pirrone. Fotografía: Fernando Massobrio. Asistentes de dirección: Carolina Otero, Nicolás Prado. Producción integral: Comedia de la Provincia de Buenos Aires. Dirección general: Marcelo Boveri. Sala Armando Discépolo, calle 12 entre 62 y 63. Viernes, sábados y domingos.

El sainete en la Argentina es un desprendimiento y recreación del sainete lírico español de fines del siglo XIX, entretenimiento basado en intrigas amorosas, aderezado con música y canto, que completaban esta pintura costumbrista. El autor Roberto Lino Cayol (1887-1927) se sintió muy atraído por el género y escribió varias piezas siguiendo ese modelo: “El jardín de la vida” (1910); “Calor de siesta” (1911); “El último cartucho” (1913) y “El camarín de Bermúdez” (1915).

Su sainete criollo “El debut de la piba” se estrenó en Buenos Aires en el Teatro Nuevo, el 22 de abril de 1916, por la compañía nacional Muiño-Alippi. Tres amigos, Venancio, vago de profesión; Carmona, poeta trasnochado, y Cigorraga, “empresario” guitarrero, pergeñan un plan para salir de pobres: hacerla cantar a Catalina-mujer de Venancio-, llevarla a Europa, y amasar una fortuna. Esfuerzo digno de mejor causa, puesto que la damita en cuestión carece de gracia y virtuosismo vocal, además de resistirse a ser usada como tabla de salvación de los tres vivillos.

Esta pieza del “género chico” es un claro ejemplo del llamado “sainete festivo”. Pone en evidencia, sin cargar las tintas, algunos conflictos sociales de la época: la desocupación, las penurias económicas, la explotación de la mujer, la violencia doméstica, los infaltables cafishios, todo enmarcado en ese microcosmos urbano: el conventillo. Los personajes hacen gala de la más pura viveza criollo, y sueñan con “hacerse la Europa”, sin saber el oficio y sin vocación, diría Serrat.

Marcelo Boveri, director de esta propuesta de la Comedia de la Provincia, respeta el carácter liviano del género, sin ahondar en las problemáticas mencionadas, obteniendo un divertimento entretenido y fresco.

Dentro de un elenco homogéneo y eficaz, subrayamos el histrionismo de Jorge Demarco, el “manager” chanta, de Santiago Figueroa, el poeta de bolsillo, y de Lucía Bayá Casal, la francesita aguerrida, que no se calla nada.

Lograda la ambientación escenográfica, que recrea una típica casa de inquilinato.

“El debut de la piba”: la argentinidad, al palo.