• Chicas, ¿no sienten que somos las únicas que no fuimos a River a ver a “Coldplay”? 
  • Es que nosotras somos más del “Club del Clan”, Normi. 
  • ¡Qué viejazo, Zulmi! ¡Se te cayó la libreta cívica! 
  • ¿Qué? ¿Acaso no los mirabas en la tele en blanco y negro? 
  • ¡Obvio! Pero es más “cool” decir que éramos fans de los flequilludos de Liverpool. 
  • O de los Rolling. ¡Cómo se mantienen esos muchachos! 
  • Dicen que se cambian la sangre de vez en cuando. ¿Será cierto? 
  • Yo ni el auto puedo cambiar.  
  • Al precio de la nafta, ni te conviene, Hilda. Caminá, que es gratis y más sano. 
  • Eso si no te intercepta un chorro y te estampa contra la vereda. Nos rompemos y ya no soldamos, amigas. 
  • Es que hay que salir sin celu, sin plata, sin cadenitas, ni anillos, ni reloj. Sólo las llaves. 
  • ¡Ni eso! Que te abra alguien cuando volvés. 
  • ¿Y si “sos sola”, como nosotras? ¿Y nadie te espera más que el perro, el gato o la tortuga? 
  • Dejás la llave enterrada en una maceta, y listo el pollo. 
  • Ahora que decís “pollo”, ¿vieron que el Presi se puso a dieta? Sólo come pollo, carne y ensalada. 
  • ¡Qué afortunado! Se ve que le da el bolsillo para consumir proteínas. 
  • ¿Se puede saber a qué fue a París? 
  • A mediar entre Ucrania y Rusia. Se autopercibe como una especie de “Cardenal Samoré”, ¿se acuerdan? El representante papal en el conflicto del Beagle. 
  • ¿Me estás jodiendo? ¿El país en llamas y él queriendo parar esa guerra? 
  • Habría que recordarle que la caridad bien entendida empieza por casa, ¿no? 
  • Que aproveche a pasear, él que puede. Y la Primera Dama irá de shopping, como siempre.  
  • ¡Qué envidia! Yo con suerte iré unos días a Punta este verano. 
  • ¿Punta Cana? ¿Punta del Este? ¡Qué pudiente, Normi! 
  • Más cerquita. Punta Lara. Y si me da el cuero, Punta Indio. Sin pernocte. Ida y vuelta. 
  • Mejor organicemos una escapada todas juntas, en carpa, así abaratamos costos. 
  • ¿En carpa? ¿Vos pensás que nuestras osamentas resisten dormir en el suelo, casi a la intemperie? Tendríamos que llevar a un osteópata, un kinesiólogo, un acupunturista. 
  • ¡Eh! ¡Tan achacadas no estamos! ¡Que no se diga, Hilda! ¿Dónde quedó ese espíritu aventurero de tus años mozos? 
  • Me hago la misma pregunta.  
  • ¿Y si en lugar de ir en carpa alquilamos una casa rodante? ¿Con camitas, baño, cocinita? 
  • Buena opción. Hagamos una vaquita. Yo junto. 
  • Y matamos dos pájaros de un tiro. Veraneamos y probamos la convivencia. 
  • ¿Para qué? 
  • ¿Cómo para qué? Para pasar nuestras vejeces juntas a futuro,  en una linda casona, divirtiéndonos, y así evitar que nuestra prole nos mande a un depósito de gerontes. 
  • ¿Con salidas transitorias, o presas como en la casa de Gran Hermano? 
  • En esa cueva de vagos y malentretenidos, como dice el Martín Fierro, y citando a Vicky Toulouse, ya “se garcha”. En la nuestra, no creo, Negri. A lo sumo, juegos de mesa. 
  • Algo más. A medida que vamos crepando, las sobrevivientes nos entierran en el jardín, celebrando la partida con una festichola a lo grande. Chupi, morfi, cumbia, a todo trapo. 
  • ¡Me encantó! ¿Dónde hay que firmar? 
  • Aquí, en esta servilleta. Como escribana jubilada, doy fe. ¡Chin, chin!   

Irene Bianchi, After Office, El Día de La Plata,, 13 nov 2022