TEATRO EN LA PLATA

                                                     “COMPAÑÍA”: TRES SON MULTITUD

Eduardo Rovner  (1942-2019), fue un prolífico autor y director teatral argentino. Es oportuno  citarlo: “En todas mis obras aparece, además del humor, el conflicto entre los afectos y los grandes proyectos; entre el deseo y los deberes impuestos culturalmente, los que llevados a sus últimas instancias, suelen impulsar al hombre a la insensibilidad, la intolerancia y la crueldad con quienes tienen más cerca. Y es gracias a haber descubierto en esta relación cotidiana con mi obra, cuáles son las cosas que más me conmueven, que hoy creo en la necesidad de revalorizar los afectos, de priorizar los vínculos más cercanos, de ver al otro, como camino indispensable para el reencuentro comprensivo y solidario.”

“Compañía”, la obra de Rovner dirigida por Gabriel Ade e interpretada por Marina Moisi, Roxana Giorno y Fabián Martín, habla justamente de los vínculos, de las soledades, de esa puja entre el deseo y lo políticamente correcto; entre el impulso y lo socialmente aceptado.  “Osvaldo” (Martín) y “Ana” (Moiso) están casados hace más de 30 años. Ella es costurera y ama de casa, y él empleado en un juzgado. Se quieren, claro; se acompañan, pero la pasión brilla por su ausencia. Una mañana Osvaldo, agobiado por el clima en su oficina, inventa una excusa y se va a caminar a los bosques de Palermo.  Necesita mirar el cielo, el lago, respirar aire puro, despejarse, desconectarse un poco de la pesada rutina diaria. Allí conoce a “Magda” (Giorno), una mujer viuda,  conversadora, extrovertida, alegre, pizpireta, muy opuesta a su esposa. Entablan una relación, y ambos pergeñan un plan un tanto estrambótico, que prefiero no revelar aquí.

 “Osvaldo” es un buen tipo sin grandes aspiraciones. Lo asocio al protagonista de “La Fiaca” de Talesnik: ese gris oficinista que un buen día  se rebela y decide no ir a trabajar más. Ha sido un buen marido, un buen padre, un empleado responsable, pero necesita recuperar el entusiasmo, las ganas de vivir, las maripositas en la panza. “Ana” también es una buena mujer, pero no se la ve alegre, y pasa la mayor parte del tiempo refunfuñando, sola con su máquina de coser. La irrupción de “Magda”, la tercera en discordia, es un disparador que les hace tomar conciencia de lo solos que se sienten, a pesar de vivir juntos. Su personaje funciona como “deus ex machina”: un elemento externo que resuelve una historia sin seguir su lógica interna (recurso utilizado por Pier Paolo Pasolini en su film “Teorema”).

“Compañía” es una obra “tramposa”, ya que tiene momentos hilarantes y disparatados, y también reflexiones muy profundas sobre la vulnerabilidad de la condición humana. Gabriel Ade le imprimió un ritmo sostenido a la pieza, a veces vertiginoso, respetando asimismo el mensaje esencial del autor. Mantiene la atención del espectador de principio a fin. Los tres personajes están muy bien delineados y diferenciados. La gestualidad de Marina Moiso es de otro planeta. Dice muchísimo sin hablar (ya sabrán por qué). Como contrapunto, Roxana Giorno es un cascabelito; su personalidad es arrolladora (e invasora) y, al igual que Moiso, enriquece su interpretación con matices contrastantes. Fabián Martín compone un Osvaldo querible, tierno, un tanto ingenuo, despistado y timorato, que se anima a jugarse por lo que siente, tal vez por primera vez en su vida.

“Compañía” está culminando una temporada a sala llena en “Teatro El Escape”, calle 44 No.1.443, entre 23 y 24, los domingos a las 20 hs. Muy recomendable.