por Irene Bianchi 
Aunque las cabezas de compañías sigan insistiendo que trabajan a sala llena y compiten en todos los programas de chimentos a ver quién va primero, la cruda y triste verdad es que la temporada teatral del verano 2012, tanto en Mar del Plata como en Carlos Paz, ha dejado mucho que desear.
El gran batacazo, inesperado hasta para su propio hacedor, fue sin lugar a dudas “Extravaganza”. Nadie apostaba un peso, y más que un salto al agua fue un salto al vacío, que demandó una millonaria inversión por parte de los arriesgados productores, inversión que está rindiendo sus buenos frutos. El acierto de este espectáculo es su formato. No depende de la presencia de figuras de primerísima línea. Sí de acróbatas y bailarines avezados, como toda disciplina circense. Ya se habla de futuros elencos en las distintas plazas teatrales, a la manera del “Cirque du soleil”, que seguramente inspiró a Flavio Mendoza.
En La Feliz, ya se sabía que Gasalla corría con el caballo del comisario. No hay con qué darle a “”Más respeto que soy tu madre”. Después de una extensísima y prolífica carrera, este versátil artista está cosechando lo que sembró desde la gloriosa época del café concert, en sótanos con nombres tan peculiares como: “La gallina embarazada”, “El gallo cojo”, y tantos otros reductos del “off” Corrientes.
A nivel boletería, hubo un par más a los que la taquilla no les dio la espalda: “Toc, Toc”, en Mar del Plata, y “Despedida de soltero”, en las sierras, éste último gracias a la presencia de los mediáticos engendrados en el “Bailando”, el ex guardaespaldas Tito; el ex productor Pedro Alfonso, y la modelo Paula Cháves.
Cabe preguntarse: ¿hay una sobre oferta de espectáculos?, ¿las entradas son demasiado caras?, ¿la gente opta por una sola ida al teatro y prioriza otros gastos –comer, por ejemplo? Los espectáculos gratuitos organizados por el Gobierno de la Provincia (Palito Ortega, Cacho Castaña, Julio Iglesias, Diego Torres, entre otros), que convocan cientos de miles de personas, ¿perjudican a la actividad privada? ¿no podrían ofrecerse los días en los que las compañías descansan?
Otro tema son los Premios. Tanto los Estrella de Mar como los Carlos despiertan dudas y quejas a granel. Algunos rubros no son tomados en cuenta (no hay premio a la mejor vedette de teatro de revista); muchas ternas son cuestionadas (Nazarena Vélez, actriz de comedia, está en la misma que María Rosa Fugazot, por su labor dramática en “Venecia”), se tiene la sensación de que los jurados quieren quedar bien con todos, lo cual devalúa la premiación y despierta todo tipo de suspicacias.
Seguramente, esta temporada será un punto de inflexión en cuanto a decisiones de producción a futuro. Los alquileres de las casas para los elencos  más los viáticos tienen altísimos costos. Para un espectáculo coreográfico, se podrían contratar bailarines de la misma plaza, lo cual significaría un considerable ahorro y estimularía a los artistas locales.
Unos cuantos elencos ya levantaron campamento, otros resisten estoicamente, y unos pocos volverán con las arcas llenas. Luego vendrán las rendidoras giras por el interior, y a rearmarse para el invierno. Porque el show debe seguir.