HOY a las 21 hs. vuelve al Coliseo Podestá esta bella historia de amor, protagonizada por Araceli González y Facundo Arana, dirigidos por Luís «Indio» Romero.

La inolvidable película dirigida por Clint Eastwood, protagonizada por él y Meryl Streep, está basada en la novela de Robert James Waller (1939-2017), publicada en 1992: “The Bridges of Madison County”. El film, además de ser un éxito de taquilla y convertirse en un clásico del género, obtuvo  tantísimas nominaciones y premios.

El director Luis “Indio” Romero encaró el  desafío de idear una puesta en escena para esta maravillosa historia de amor entre Francesca Johnson y Robert Kincaid, tarea nada fácil. Para ello apeló a un ingenioso recurso. Los hijos de Francesca, que se hacen presentes en la casa familiar tras la muerte de su madre, ofician de relatores a lo largo de toda la obra, intercalando comentarios, reflexiones, opiniones. Son testigos casi involuntarios de ese romance secreto, y lo van desandando a la par de los espectadores.

Más allá de los personajes centrales, ¿de qué habla la pieza? Diría que el gran tema de “Los Puentes de Madison” es el Deseo, así, con mayúscula. De pronto, el Deseo irrumpe y mueve la estantería, desacomoda todo, hace tambalear lo que parecía firme, sólido. ¿Y qué hace el ser humano ante ese tsunami emocional? ¿Se deja arrastrar por él, poniendo en riesgo su anterior estabilidad? ¿O se resiste, hace caso omiso, oídos sordos? El miedo al cambio es paralizante. Preferimos quedarnos en situaciones poco felices antes que entregarnos en cuerpo y alma a lo desconocido, por atractivo que eso parezca. La rutina puede resultar tediosa, pero es menos “peligrosa” que el salto al vacío. Los mandatos, los prejuicios, el qué dirán, la autocensura, la culpa: todo conspira, todo dificulta, todo acalla la voz del Deseo. Con el agravante que ese tren, casi siempre, pasa una vez en la vida.

Eso le ocurre a Francesca (Araceli Ginzález), que no es del todo feliz, pero ama a su familia, particularmente a sus hijos, y no haría nada para dañarlos. Está resignada, acostumbrada a esa vida chata, pueblerina. Por eso, cuando ese apuesto fotógrafo del National Geographic (Facundo Arana) irrumpe en su monótona  vida, ella elige quedarse en ese lugar, junto a los suyos, desoyendo lo que su cuerpo y su corazón le piden a gritos, renunciando a un amor único e irrepetible, a una pasión que nunca antes había sentido, y jamás volverá a sentir.

La interpretación de Araceli González y Facundo Arana es correcta. Él despierta todo tipo de elogios y suspiros por parte de la platea femenina, particularmente cuando se muestra con el torso desnudo. Ella está medida, tal vez demasiado medida y acotada. Uno espera cierto desborde emocional, un toque de visceralidad, acorde a esa pasión súbita e inesperada, pero no es ése el tono elegido por el director en la marcación actoral.

Lucrecia Gelardi y Alejandro Rattoni componen a los sorprendidos hijos de Francesca: esos jóvenes que descubren un tesoro oculto, descubrimiento que seguramente les hará cambiar ciertas cosas de sus propias vidas.

En una breve aparición al final, Matías Scarvaci personifica a Richard, el marido de Francesca.

“Los Puentes de Madison”: una propuesta muy taquillera, producida por Javier Faroni, que colmó 3 funciones en el Teatro Municipal Coliseo Podestá de La Plata, en su gira nacional.