por Irene Bianchi
“Las Troyanas”, de Eurípides, en adaptación de Jean Paul Sartre, por el Grupo de Teatro “La Anunciación”. Elenco: Claudia Cardozo, Luciana Falcón, Emilia Fracchetti, Guadalupe Pelassini, Andrea Pizarro, Daniela Del Bono, Camila Tinto, Luciana Delfino, Félix Zabaleta, Martín Portela, Mariano Spléndido, Camila Unzué, Francisco Tinto. Vestuario: Norma Gasparoni, Belén Martino. Publicidad: Luciana Falcón. Producción: Claqueta de Papel. Iluminación y dirección: Belén Spléndido. 11 y 12 de julio en la Sala “B” del Pasaje Dardo Rocha, 50 entre 6 y 7.
“Con la violencia de un huracán o el bramido de un alud, el lamento de Hécuba, su dolor y su furia, perforan los siglos y llegan hasta hoy, intactos, provocando la misma compasión y solidaridad que despertaron dos mil quinientos años atrás. Víctima de la desolación que la humanidad se inflige reiteradamente a si misma, despojada de su familia y de su corona, entregada como esclava al griego triunfador, la Reina de Troya entona para siempre la suprema imprecación a los dioses: ¿la guerra, la sangre, el inútil rechazo de diez años de asedio, todo por el capricho sensual de la bellísima y frívola Helena?” Impecable síntesis del crítico Ernesto Schoo de la obra de uno de los grandes trágicos griegos, Eurípides (484-406 AC), adaptada y modernizada por el filósofo existencialista y dramaturgo francés Jean Paul Sartre.
A diferencia de Esquilo y Sófocles, que aceptaban resignadamente los designios del destino, Eurípides se rebela contra el capricho divino. Sartre adapta la pieza en 1965, en clara referencia a la guerra de Argelia (paradigma de los intereses coloniales de los conquistadores), y a la derrota de Francia en la Segunda Guerra Mundial y la inmediata invasión nazi, subrayando así la dolorosa vigencia de la tragedia.
El grupo de jóvenes actores de La Anunciación, con la audacia que siempre los caracteriza, abordó este clásico alegato antibélico con riguroso respeto al género. El coro de cautivas y Hécuba (Claudia Cardozo) lloran desconsoladamente la matanza de esposos e hijos. Ya nada queda en pie. Su destino de esclavas es peor aun que la misma muerte. El mensajero, Taltibio (Martín Portela), es portador de aún peores nuevas. Menelao, Rey de Esparta (Félix Zavaleta), a pesar de si mismo, sigue cediendo a los encantos de la seductora Helena (Luciana Delfino). “Casandra” (Daniela Del Bono), la pitonisa  “loca”, hija de Hécuba y Príamo, acierta el futuro. Andrómaca (Camila Tinto), se desgarra transida de dolor en la despedida de su niño, Astianacte (Francisco Tinto). Entretanto, los dioses –Poseidón (Mariano Spléndido) y Palas Atenea (Camila Unzué), deliberan fríamente el destino de estas criaturas, para luego beneficiarlas en alguna medida, impidiendo que los “vencedores” salgan ilesos de tanta iniquidad.
La puesta de Belén Spléndido es acertadamente austera y despojada. Nada distrae. Los trabajos individuales son medulares, potentes y conmovedores, mientras que el coro –siempre presente- genera climas sombríos que realzan y enmarcan las escenas. Es ésta otra lograda labor grupal de un grupo de teatro ecléctico y multifacético.
 “Las Troyanas”: hoy, como ayer, mientras haya guerras imperiales, seguirá siendo una tragedia contemporánea, mal que nos pese.