“No van a lograr lo que quieren, que es dividir e instaurar climas de división”, dijo la Presidente en el mega-acto del 25 de mayo. Me permito discrepar. Los que no la votamos ni comulgamos con “el modelo”, no somos partidarios de “dividir e instaurar climas de división”. Muy por el contrario. Creo que ésa ha sido y es la intencionalidad del Gobierno hacia los que pensamos diferente: dividirnos, enfrentarnos, enemistarnos, disgregarnos, debilitarnos. «Dividir para imperar», dijo alguien. Es el oficialismo el que descalifica, denigra, “ningunea” a casi la mitad del electorado que no confía en su gestión. Es el oficialismo el que ha engendrado y propiciado esa rivalidad entre “Montescos y Capuletos”. Son precisamente ellos quienes han reflotado términos como “gorilas”, “golpistas”, “desestabilizadores”. El pueblo sólo quiere vivir en paz, en libertad, con trabajo, con una economía estable, sin tanto sobresalto, sin miedo a sufrir represalias por manifestar su disconformidad. El discurso hegemónico imperante no le hace bien a nadie. Ni al propio Gobierno.