¡Puede alguien que ocupa el cargo de Presidente de una nación decir cosas como “La oposición es la gata flora”, o “¡Qué futuro tenemos los argentinos, la puta madre!”. Poder, puede, obvio, puesto que CFK lo hizo. La pregunta entonces sería, ¿es apropiado?, ¿suma?, ¿le hace ganar puntos, simpatía, popularidad?, ¿es un ejemplo edificante? Se puede ser simpático, estoy convencida, sin caer en la grosería ni en la vulgaridad. El Papa, sin ir más lejos, con su estilo coloquial y campechano, instando a la juventud a “hacer lío”, lo es y cae más que bien. En las antípodas, la forma de hablar de la Presidente raya en la chabacanería innecesariamente. Y hace escuela: Guillermo Moreno trata a Massa de “boludo” en su llavero. Casi infantil. El nivel de oratoria y dialéctica de este gobierno está cayendo en picada, con prisa y sin pausa.