Charlamos con Gustavo “Tati” Vallejos, a punto de presentarse este domingo 3 de junio a las 20 hs. en Espacio 44 con “Las Desventuras del Sr Mokitó”

IB: Hagamos un poco de historia, Tati. ¿Cuántos años cumple ya la Compañía Devenir?

GV: Este año cumplimos 37. A diferencia de otras compañías que tienen este tiempo o más, la nuestra asume la particularidad de ser ininterrumpidos, es decir, hemos hecho no menos uno y dos trabajos por cada año de vida, más los espectáculos y eventos callejeros, que nos encanta que sean sorpresivos. También, al ser un grupo de investigación, hemos experimentado todos los lenguajes-geográficos que ofrece este arte, sala, espacios no convencionales, calle. Fuimos los primeros en hacer una obra de calle en la ciudad (“Bienvenidos a la vida” en 1984) y estoy seguro que somos, junto a un grupo porteño que ya no existe, también en el país los primeros que realizamos teatro de calle.

¿Cuáles fueron los hitos más significativos a lo largo de estos años?

Debo aclarar que somos un grupo que abarca tres décadas y eso nos sitúa en un espacio-tiempo con infinitos matices. Hemos tenido por lo menos más de un tranajo por década. En los 80’ tuvimos dos “éxitos” estruendosos, “Marcha”, de Alberto Adelach, hicimos una versión libre que duró una hora y 10´, ya que la original es de unos 20 minutos. Con esta obra reabrimos el Coliseo cuando no tenía ni butacas y el foso de la orquesta estaba sin tapar. En ese momento, de final de dictadura, nos parecía genial poder tener esa escenografía natural de la decadencia para poder ofrecernos (actores y público) una nueva etapa que ya se olfateaba como posible. Nunca dejaré de agradecer a Pipe (Hercovich) el acto de fe hacia la compañía. La otra fue en el 84’ “Misterio, dolor y muerte” obra de nuestra autoría (Creación colectiva) mostrando los atropellos de la “conquista” española sobre nuestra vida nativa. Pero en los 80 tuvimos una más que fue alucinante para el público, “Maximiliano 10 años después” de Renzo Casali. Gracias a esta obra pude hacer la relación con Renzo y conocernos personalmente, a partir de allí hicimos nuestra amistad. En los 90’ tuvimos tres “éxitos” pavorosos, cuando uso estos adjetivos, te juro que no exagero, era el furor del teatro de investigación, de hecho, era otro el público… quiero decir, que había un público de las universidades, más el habitual que “consumía” este arte. Ellas fueron “Ianua-Caeli” de mí autoría, con ella cerramos el ciclo de espacios propios. Esta fue la última obra en el “El espacio del Parque”, nuestro último teatro. A partir de allí nos hicimos nómades. “Historias” el primer trabajo de Clown para sala y la más grossa para esa década, “Diario de a bordo”, una adaptación de Strip-Tease del polaco Mrozek con textos míos y de Octavio Prenz. Con ella giramos por toda Italia y el país. Participamos y ganamos Festivales competitivos a nivel internacional y nacional.

En primera mitad de los 2000 Fueron “El Huesped”, con ella giramos por todos lados. Italia, España y llegamos al Odin Teatro. “Del otro lado del Tiempo”

Ganamos Festivales y giramos por Argentina y España, Italia y Eslovenia y “J. 9 Hundido”, con ella ganamos un provincial y obtuvimos el premio al mejor actor. Viajamos a España, Italia y Uruguay. Ya en la segunda mitad de los dos mil hasta nuestro presente “L.I.D.L.E.” última obra escrita con Renzo Casali y dirigida por él. Luego llegó “46 XX… variaciones Hamlet”, obra que estamos por reponer en agosto de este año. “La Viajera”, con la que fuimos a Europa el año pasado y Verónica ganó el premio a la mejor actriz en el Festival Internacional de Kropa, Eslovenia. Y por último “Las desventuras del Sr. Mokitó”, que viajó también el año pasado a Europa realizando funciones en España, Italia (abrió un Festival de cine en Trieste) y ahora nos aprestamos a estrenarla en La Plata. ¡Ufff… me cansé!!! Jajajajaja…

¿Sentís que han sido coherentes a lo largo de estos años, con los objetivos que se fijaron al crear este grupo de trabajo?

No me cabe dudas que lo hemos sido. Y seguimos trabajando y creando bajo la misma mirada. Llevar tantos años está bueno para no envejecer en la búsqueda. Quiero decir, sería “fácil” repetir recetas u obras que fueron exitosas, pero esa no es nuestra mirada del teatro. Nosotros somos Teatro. Por lo tanto, seguimos investigando y sugiriendo nuevas alternativas de búsqueda. Sobre todo, que no sean excéntricas, situación que es muy habitual en los tiempos que vivimos. Hoy por hoy es más power intentar impactar… esto no tiene alma y a mí gusto, muy poca imaginación. No está en nuestro ADN.

¿Qué balance hacés de la producción de Devenir?

Tengo la certeza de que hemos encarado nuestro propósito en el mundo del arte teatral. La investigación y el trabajo siempre ha estado sustentado en la nobleza de nuestra intuición, a sabiendas de que nos podíamos equivocar. La respuesta al acierto nos la dio el público. Nunca tuvimos malas críticas de ellos (¡tampoco de ustedes! Jajaja) Para nosotros nuestra profesión es sagrada. Siempre estamos al 100 x 100 para ella, esto involucra tareas de producción, horas de estudio, horas de investigación del logro de esa tarea intelectual y trasladarlo en el espacio y búsqueda de materiales que nosotros podamos utilizarlos como herramienta para alcanzar nuestra mejor performance con nuestra estética y que esté invariablemente al alcance de todo el público. Nuestras obras siempre la pueden ver en familia si quieren.

¿Qué aporta al actor la experiencia de hacer teatro callejero?

Cuando daba clases, en escuelas oficiales o clases privadas, les decía a los aspirantes a ser actores, que una hora de calle equivale a mil horas en las universidades… El actor en la calle mete las teorías en una valija y cuando termina de trabajar, llega a su espacio y las saca para analizarla con la cabeza del que sufrió y gozó la experiencia colectiva. Porque la calle es la selva habitada por todos. ¡Allí no hay posibilidad de reconocimiento al trabajo! ¡allí salís a descerebrar con ARTE y sorpresa, de lo contrario te volves a casa listo para el suicidio (artístico, digo) Es un lenguaje ¡im pre sio nan te! Hay que estar muy preparado. No es para personas que solo saben lo que las escuelitas dicen qué es el teatro. Allí sos Shakespeare en el teatro del Globo, rodeado de lo que está pasando, la vida tal y como es. Por eso los aventureros se rompen a pedazos en dos días. ¡A nosotros nos esperaban! Y los vendedores ambulantes… también… jajajajaja.

¿Cómo ha sido la experiencia afuera del país, junto a tu pareja, la actriz Verónica “Pampa” González?

Sin dudas que salir del país te da la tranquilidad que por estos pagos no tenes. No es lo mismo estar acá donde la situación de la vida de un artista le importa a muy poca gente. Aquí, todavía, la gente es Cholula y cree que los actores son los de la tele. En otras partes del mundo existe, lo que Eugenio (Barba) llamó Tercer Teatro. Por lo tanto, hay muchas más alternativas. De hecho, nuestra experiencia europea del año pasado fue excelente y abrió un montón de puertas que desde aquí hubiese sido difícil lograr. En este momento estamos en la tarea de preproducción de nuestro próximo viaje.

¿Dirías que “nadie es profeta en su tierra” en cuanto a la recepción y repercusión de la tarea de ambos en el Viejo Mundo?

No tengo la absoluta certeza de que sea así. Pero si me guío por lo que nos pasó, parecería que es de esa manera. Nuestra metodología de trabajo (Actor 0) causó sorpresa y avidez de transitarla en todos los países que visitamos y mostramos nuestras obras y realizamos nuestros seminarios. Me da la impresión que lo que ocurre acá es como dice el tango… vivimos revolcados en un merengue todos manoseados ¡Todo es igual! Allí está la diferencia. Aquí un grupo de 37 años de trabajo que ha comprobado su profesionalidad es lo mismo que cuatro chicos que recién hacen una experiencia mediocre del lenguaje y ya creen tener la opción de ser lo mismo… ¡No! No es lo mismo. Nosotros somos quienes somos por muchas horas de cada día de todos los días de esos 37 años. ¡No es casual que somos tres en este momento de nuestra historia grupal!

Para los legos en la materia, ¿qué es la antropología teatral?

Según las definiciones de los más ortodoxos La Antropología Teatral es: el estudio del ser humano-actor en condiciones de crear. Nosotros a esta especialidad le dimos una vuelta de rosca en el año 2 mil separándome de los dos maestros que tuve en mi comienzo, Renzo Casali y Eugenio Barba, ambos creadores de la especialidad y con sus visiones diferentes sobre la misma. Nos metimos a realizar un estudio comparativo con el fútbol, ya que es una tarea de equipo con reglas parecidas a nuestro arte. De allí nace el método del Actor Cero. Comparamos a un jugador de fútbol profesional con un actor profesional. ¡Fueron tantas las desigualdades! Que nos dio la posibilidad de investigarlas profundamente y nos dimos cuenta que, en argentina, por ejemplo, son muy pocos son actores y directores dispuestos a salir del prefacio histórico que comenzó con Stanislavski en el siglo 19.

¿Cómo definirías “Las desventuras del Sr Mokitó”? ¿Con qué se va a encontrar el espectador el domingo 3 en Teatro Estudio?

Para mí ha sido una experiencia maravillosa abordar a este nuevo Clown. Hice muchos años a Buster, un Payaso de calle que realicé por más de 25 años. Era muy difícil hacer otra cosa que no sea él. En otra oportunidad te diré la diferencia entre Clown y Payaso. Hace tres años que lo vengo investigando. En Europa dio sus pasos más firmes. Allí nació la posibilidad de crear el guion que hoy avala su trabajo. Acabo de hacer una gira por Chaco, Santiago del Estero y Tucuman que terminó de fortalecer al Sr. Mokitó. Por lo tanto, lo que se verá por primera vez en La Plata, será otro trabajo totalmente diferente a lo que hacía. Imagino que a los platenses les pasará algo similar que a los públicos europeos o del norte de nuestro país… para ello deberán dejarse llevar por la magia que propone Mokitó. La van a pasar lindo, con sus hijos, esposos, esposas, amigos o quien quieran estar allí. ¡Los esperamos!

Se percibe claramente un sustrato filosófico en tus trabajos, una búsqueda profunda que va más allá del entretenimiento. ¿Podrías explayarte al respecto?

Siempre hemos buscado complicidad inherente con el público. Ha sido nuestra manera de ver y realizar el hecho teatral. Ya lo dije, no me interesa el efecto que asombre, me importa mucho que las personas se involucren. ¡Esta es mi manera de concebir el Arte del Teatro! No hacer para que nos miren y nada más… siempre nuestras obras han sido a una distancia espacial muy cotidiana, eso genera compromiso. En este tiempo que el compromiso deja mucho que desear, nosotros seguimos convencidos que es un lazo de energía y verdadera vida creativa entre todos. No me interesa un público cómodo apoltronado en las butacas de felpa roja esperando que termine para salir a comer… podría decir que es tan burgués, como viejo, ese teatro. Mí necesidad es que las personas lleguen a habitar la ceremonia que comenzó en el exacto momento que decidió venir a convivirla. Llega con la expectativa lógica que le ofrece su curiosidad, su ilusión. Como los niños. ¡Y no me gustaría defraudarlo! Ese es mi trabajo, que se vaya contento, conforme con la elección que hizo y sin arrepentirse de haber venido. Por eso con un Clown, también existe la posibilidad de que nos pensemos. El trabajo con Mokitó, deja desnudo al público ante las cosas simples… la felicidad con pocas cosas, la ternura en una mirada, la complicidad con los iguales, en la necesidad que tenemos los seres humanos de jugar, como buen mamífero que somos, y que lo hemos dejado de lado por el sólo hecho de ser “adultos”.

El Teatro para mí es esto… un momento único e irrepetible.