por Irene Bianchi 

“El Herrero y el Diablo”, de Juan Carlos Gené, por el Grupo de Teatro del Colegio de Abogados, integrado por: Alberto Paiz, Nico Stratico, Héctor Servin, Elisa Vallejo, Juan Annese, Adrián Rocha, Oscar Rondina, Héctor Peñalva, Guillermo Somonte, Tino Butinof, Ana Larronde, Graciela Cris, Pablo Espinosa. Escenografía y utilería: Quique Cáceres. Vestuario y maquillaje: Titi Landini. Ayudante de Dirección: Graciela Cris. Puesta en escena y Dirección General: Roberto Conte. Auditorio del Colegio de Abogados, Avda. 13 entre 48 y 49. 
Juan Carlos Gené (1928), actor, dramaturgo, director, guionista y pedagogo, comenzó su carrera en la década del ’50, pero su nombre si hizo más conocido como autor televisivo del memorable programa “Cosa Juzgada”, con el llamado Clan Stivel.
Entre sus obras de teatro figuran “Se acabó la diversión” (1969), “El inglés” (1974), “Ulf” (1988), “Memorias bajo la mesa” (1993).
Fue fundador del “Grupo Actoral 80” en Venezuela, país en el que debió exiliarse en 1977, como tantos otros artistas e intelectuales perseguidos por la dictadura militar.
“El Herrero y el Diablo” (1955), basada en un capítulo de la novela gauchesca “Don Segundo Sombra”, de Ricardo Güiraldes, fue su primera obra de teatro.
Andaban Jesús y San Pedro difundiendo el Evangelio de pueblo en pueblo y en el trajín se mancó la mula de Jesús. Se arrimaron a una herrería y su dueño, el viejo Miseria, atendió a los forasteros, sin cobrarles nada. Para retribuirle tan buen gesto, Jesús le ofreció “3 gracias”, a lo que el descreído Miseria respondió: “Quiero que el que se siente en mi silla, no se pueda levantar della sin mi permiso. Quiero que el que se suba a mi nogal, no se pueda bajar dél sin mi permiso. Quiero que el que se meta en mi tabaquera no pueda salir sin mi permiso”.
Al tomar conciencia de que había desperdiciado la oportunidad de pedir algo más valioso, Miseria convoca al mismísimo Diablo, y le vende su alma a cambio de rejuvenecer 20 años y estar “forrado en plata”. Lo curioso es que las “3 gracias” de poca monta concedidas por el Señor, le fueron de gran utilidad para deshacerse de Satanás y sus emisarios, una vez cumplido su contrato, aunque la desaparición del Mal en la Tierra perjudicó los intereses de médicos, abogados, políticos y funcionarios…
Roberto Conte ofrece una excelente versión de la obra de Gené, en la que se destacan la labor de Alberto Paiz (Miseria), y Nico Stratico (San Pedro).
Todos los demás actores y actrices están impecables en sus múltiples roles. Resulta muy ingenioso y efectivo el recurso del “coro”, como así también la rotación de personajes en los que el elenco se desdobla a lo largo de la acción: gauchos, cortesanos, estancieros, comerciantes, paisanas, marquesitas, gente del pueblo, soldados, etc. Un gran aliado de esas caracterizaciones son el vestuario de Tití Landini, y la utilería de mano a cargo de Quique Cáceres, responsable asimismo de la funcional escenografía
Hay humor, reflexión, picardía, ironía, sarcasmo, en una puesta dinámica, entretenida, y muy recomendable.
“El Herrero y el Diablo”: hoy como ayer, a muchos les conviene sobremanera que el Diablo siga metiendo la cola.