¿Algún allegado, algún «pibe para la liberación» le podría avisar al Vice que mirar para otro lado y escapar de los periodistas no ayuda en lo más mínimo? Ojalá negar los hechos desagradables los hiciera desaparecer como por arte de magia. Pero, mal que nos pese, no es así. Se imponen con peso propio. Y hacerse el distraído, inaugurar alguna que otra obra pública, sin hacer mención al tembladeral en el que se encuentran, es un rasgo distintivo, una característica saliente de esta gestión, tan afecta al realismo mágico de García Márquez. Lo dijo un tanto vulgarmente Pepe Mujica, cuando se refirió -creyendo que el micrófono estaba apagado – a la terquedad de nuestra Presidente. ¿Cristina lo seguirá defendiendo a Boudou a capa y espada? ¿Lo seguirá respaldando y amparando? ¿Se habrá enterado del procesamiento, o le filtran la información para que no se irrite ni altere? Reconozcamos que la corrupción tiene matices y variantes, pero adueñarse de la maquinita de fabricar billetes e inventar un muleto de la Casa de la Moneda, es un alarde pocas veces visto. Tal vez, en alguna película de James Bond, como mucho.