Lo sé. No quiero pecar de ingenuidad ni de excesivo optimismo. Sé que recién empieza el cambio. Pero no puedo evitar sentir una inmensa emoción, similar a la que sentí allá por 1983, cuando recuperábamos la democracia con Alfonsín, tras la oscura dictadura. Ver la ceremonia de asunción de Milei, ver a esos cientos de ciudadanos enarbolando banderas argentinas y gritando “¡libertad!” me hizo sentir orgullosa de mi país. No será fácil, lo sabemos. Tampoco lo fue durante las dos últimas décadas. Pero bien vale la pena el esfuerzo, si nos encaminamos a recuperar una vida digna, la vida que nos merecemos los argentinos de bien. ¡Gracias, presidente Milei, por permitirnos recuperar la perdida esperanza! Todos dispuestos a sacrificarnos en pos de la patria, de nuestros hijos y nietos. Del futuro luminoso que creíamos imposible.

Mi carta hoy en Clarín y La Nación, 11/12/2023