¿Cómo que no hay teatro? Disculpen, pero quienes creen eso, están muy equivocados. A pesar de la pandemia, hace tiempo ya que se está ofreciendo en nuestro querido país un mega espectáculo, nada menos que en el Congreso de la Nación. No sabría cómo calificarlo. Me refiero estrictamente al género. ¿Se trata de un drama? ¿Una comedia? ¿Una comedia dramática? ¿Un sainete? ¿Una farsa? Un grotesco? ¿Circo? ¿Sátira? ¿Tragedia? ¿Tragicomedia? ¿Ciencia ficción? ¿Teatro del absurdo? Un elenco estelar integrado por primeras figuras, actores y actrices secundarios, y centenares de ignotos aunque entusiastas extras. La trama, muy jugosa: intrigas palaciegas, desplantes, traiciones, ninguneos a fuerza de cortes de micrófonos, olvidos de letra, súbitos «mutis por el foro», algunas sobreactuaciones un tanto estereotipadas, mucho subtexto, expresivo lenguaje gestual y corporal, imágenes que valen más que mil palabras, y un final abierto. En fin, una «Master Class» gratuita, con un nutrido público cautivo (nosotros). ¡Aguante la ficción, carajo!