• A ver chicas, con una mano en el corazón, ¿quién de ustedes lo miró, a pesar de haber jurado y perjurado que lo detestan?
  • Confieso que yo, Nelly, pero sólo para tener de qué hablar. Tema de conversación.
  • Sí, claro. Sos una Tinelliana vergonzante, como tantas otras.
  • Es que el primer programa suele ser espectacular. Éste fue outlet, acorde a los tiempos que corren, en los que todos corremos la coneja.
  • Dicen que fue un descontrol, ¿no?
  • Y, digamos que los barbijos y el distanciamiento brillaron por su ausencia.
  • El Cabezón dice que cumplen con el protocolo,  que los hisopan a cada rato.
  • Sí, pero son esos hisopados express, rapiditos, medio truchos, que no garantizan nada. De hecho, ya saltó un primer contagiado en “La Academia”.
  •  Chicas, confieso que yo también lo vi, haciendo zapping. El miércoles estuvo calenchu Marcelo.
  • ¿Por el rating?
  • No, por las críticas que le hizo el Ministro de Salud de la provincia, por la cantidad de gente en el estudio.
  • No es por defenderlo a Marcelo, ni mucho menos. Pero acá nomás, en Ensenada, los funcionarios K se amontonaron como vaca en viaje, ¿se acuerdan? Cuando se sacaron la foto modo “Familia Ingalls”, para parecer amiguitos.
  • ¡Noooo! ¡No las nombres!¡Ni vacunos ni vacunas! Ésa es la konsigna. ¡Ojo que otra vez se pelearon con el campo!
  • ¿Ustedes vieron “El Día de la Marmota”? Este íspa es eso. Un perro que se muerde la cola. Un eterno “deja vu”. Patriqui como el cangrejo.  Nuca pa’lante.
  • La tele abierta es un pozo ciego, amigas. Ahora se puso de moda que los famosos ventilen el nombre que le ponen a sus partes pudendas.
  • Eso es viejo. Me acuerdo del “Chisito” de Winograd, de la nena” de la Pradón, y de la “anaconda” de Carlitos Nahir, cuando estaba en “Gran Hermano Famosos”.
  • ¿La conociste, Pupi?
  • No tuve el gusto. Pero parece que se devaluó. Ahora lo llama “Nahuelito”. Lo dijo en “PH”.
  • Me harta ese programa. Andy pasa de meter el dedo en la llaga a los invitados y hacerlos llorar a moco tendido, a apretarlos para que hablen de los apelativos de sus países bajos.
  • Y en “Polémica en el Bar” la siguieron. Cormillot Junior llama al suyo “Cebolla”.
  • ¿Tanta lástima da que provoca llanto? Baja autoestima el Doc. Carne de diván.
  • Aquí entre nos, ¿ustedes … le pusieron nombre a  …?
  • Yo, “monjita de clausura”, por razones obvias.
  • ¿Con salidas transitorias, Nelly? ¡No te hagas! Todas conocemos tus andanzas…
  • Yo le puse “Saudade”, en memoria de los buenos tiempos …
  • No quisiera enterarme cómo llamaban al “amigo” de sus ex, o de sus difuntos esposos.
  • Yo lo llamaba “Pirulín”, pero a él le parecía ofensivo. Nunca tuvo sentido del humor.
  • ¿Se dan cuenta del nivel de nuestras charlas, chicas? Antes hablábamos de Borges, de Cortázar, de García Márquez, de Ortega y Gasset. Ahora, de esto.
  • Es el encierro, Keka. El confinamiento. El bicho.
  • ¡Ah! ¡Me hiciste acordar! Así lo llamaba yo al de Roberto. Bicho. O Bichito, según la ocasión.
  • No las quiero bajonear, pero ¿se enteraron que ya se fue mayo, no?
  • Y nosotras, con el pescado sin vender.
  • Hablando de morfi, ¿les guardo una porción locro del 25?
  • ¡Seeeeeeee! Pero ojo. Ahora dicen que el Covid también se trasmite a través de las flatulencias.
  • Y seguimos con nuestra onda intelectual. Brindo por el sol del veinticinco. ¡Chin, chin!