-¿Vieron los Oscar, chicas? Medio embole, ¿no?

-A mí me encantaron las veteranas como nosotras, que les pasaron el trapo a todas.

-¡Sí! Jane Fonda, Helen Mirren, Meryl Streep. ¡Diosas totales! ¡Chapeau!

-¡Con plata cualquiera se conserva y envejece bien, Sonia! Lo nuestro es más meritorio, que hacemos malabares para llegar a fin de mes y exprimimos las cremas hasta el fondo.

-Yo esperaba más de la Ceremonia de la Academia. No sé. Un alegato feminista más contundente. Estuvieron tibias las minas, me parece.

-¡No exageremos, che! ¡Nada de salir a degollar tipos! No creo que sea bueno pasar de un patriarcado recalcitrante, a un matriarcado recalcitrante. Lo ideal es el equilibrio.

-Mirá, Coca, eso se va a ir dando de a poco. Por ahora las minas somos como una olla a presión, demasiado sometidas durante demasiado tiempo. Es lógico bandearse.

-Hay que empezar por no criar hijos machistas, siempre lo digo. Las madres somos bastante responsables. Y dejarse de joder con “rosa para nena” y “celeste para nene”.

-De acuerdo, pero si tu nietita o sobrinita nieta cumple años, dudo que le regales un camioncito o un tractor. Automáticamente, elegís una muñeca.

-Lo que yo no le regalaría ni en dope es una batería de cocina, o un juego de escobita y palita, y mucho menos una tablita de planchar. ¡Va de retro!!!

-Pero vos vas a las jugueterías, y está todo dividido por sexo. Perdón. Por género.

-Y lo más divertido es para los varones. Carpas de indio, cosas para armar, pelotas …

-Aquí entre nos, chicas, y sin que nos oiga el mozo, yo creo que las minas somos superiores. ¿Se dan cuenta de la cantidad de cosas que hacemos a la vez? Muchos tipos no pueden caminar y mascar chicle.

-¡No seas mala, Vilma! No es para tanto.

-¿Y cuando se enferman? Un resfrío es terminal. Nosotras seguimos adelante, como si nada.

-Es que hemos ido acumulando tareas, ¿vieron? Nuestras abuelas criaban hijos y se ocupaban de la casa. Nosotras, a eso, sumamos profesión y trabajo. Too much!

-Pero justamente eso es lo que nos hace independientes, Coca. Ganar nuestra propia platita

-Disculpen, pero a veces me dan ganas de rascarme a cuatro manos y que alguien me mantenga. Yo sé que no es políticamente correcto decir esto, pero no la quiero caretear.

-No, nena. Ni mantener ni que te mantengan. Lo otro tiene un costo demasiado alto.

-Nos cuentearon siglos con la cantinela del “sexo débil”, y resulta que somos mucho más fuertes y resilientes que muchos tipos.

-¿Ustedes creen que algún tipo soportaría los dolores de parto? Se extinguiría la humanidad si fuera por ellos.

-Pregunto, amigas, si les encuentran tantos defectos, ¿por qué nos pasamos la vida tratando de enganchar uno? ¡Un poco de coherencia, please!

-Una cosa no quita la otra, Elenita. Les bajamos la caña, pero también nos gusta que ellos hagan lo propio. Un toma y daca.

-¡Ojo con el gatoflorismo, chicas! Ni muy muy, ni tan tan.

-Hay minas que la hacen bien. Una actriz porno, que tuvo un largo affaire con el Yosapa Amarillo del país del norte, amenaza con abrir la boca, a pesar de que intentaron tapársela con 130.000 lechugas.

-¿Y él ya estaba casado?

-Obvio. No sé si los encuentros habrán sido en el Salón Oval, como los de Clinton y la Lewinsky, habano mediante. Hay Presidentes que piensan con la bragueta.

-Acá ya la habrían llevado a “Intrusos” a la chica en cuestión. No se la van a perder.

-Chicas, ¿y si nos tomamos un champancito? Creo que nos lo merecemos, ¿no?

-Ya lo creo. Lungas, petisas, pendejas, jovatas, huesudas, rellenitas, rubias naturales, morochas arrepentidas, hetero, lesbi: por nosotras, guerreras de la vida. ¡Chin, chin!