• ¡Ay, chicas! ¡Qué calorete! ¡Estoy hecha sopa!
  • ¡Te prohíbo que te quejes del clima, Nelly! Te pasaste el invierno despotricando contra el frío y juraste ante escribano público no quejarte del calor! Tu gataflorismo es crónico.
  • Es que vino de golpe. Me operé de la camiseta térmica, la polera y los borcegos hace menos de un mes, y ya pelé bermudas, musculosa y ojotas.
  • ¿Musculosa?! ¡Aparta Satán! ¿Y el salero? Digo, los flecos de los brazos. ¿Cómo los disimulás? Son muy deschavadores.
  • A esta altura del campeonato, ya no disimulo nada. El que no le gusta, que no mire. Nos hemos ganado el legítimo derecho de ponernos lo que se nos canta, más allá de estrías, flaccideces, arrugas gravitacionales, várices, arañitas, juanetes, canas, cicatrices y líneas de expresión. Liberarse del qué dirán y de la mirada de los demás es la gloria. No se compara con nada.
  • Seamos sinceras, las más criticonas somos las minas, juzgándonos entre nosotras sin piedad. Cero sororidad en ese aspecto. Bastante arpías, ¿o no?
  • Cierto. Pero las veteranas somos más prejuiciosas que las pendejas. Afortunadamente, las nuevas generaciones son más “open mind”, más auténticas, menos caretaje.
  • Me preocupan las caretas de los políticos, los lobos en piel de cordero, los simuladores, los encantadores de serpientes.
  • Mirá, Chela, para que te vendan un buzón o el Obelisco, tenés que estar dispuesta a comprarlo. A veces somos cómplices de los embaucadores sólo por creerles.
  • ¿Y ustedes le tienen fe a la nueva gestión?
  • ¿Qué opción tenemos? La esperanza es lo último que se pierde, ¿no? El derrotismo y el pesimismo no suman.
  • Me extraña, araña. Vos eras hiper crítica de los que ahora vuelven.
  • Sí, pero ganaron. Y por derecha. Sería necia si negara los hechos. El realismo mágico de García Márquez no aplica en este caso.
  • ¿Vos decís que él no va a ser un títere de ella?
  • Mirá, cuando aposentás tu trasero en el sillón de Rivadavia, y agarrás la estilográfica Parker, tenés la sartén por el mango y el mango también. No hay marioneta que valga.
  • ¿Y vos cómo sabés?
  • No me consta, pero me lo imagino.
  • ¿Vieron que suena el ex Gobernador Felipe como Canciller?
  • ¿Habla idiomas?
  • Es lo de menos. Hay  intérpretes y traductores.
  • ¿No conocen el dicho “traduttore traditore”? Pueden ser peligrosamente traicioneros.
  • El actual Faurie lo corrió con eso, a lo cual él retrucó que “Hay que mirar alto, y él no puede”, en clara referencia a su baja estatura.
  • ¡Qué nivel dialéctico! Casi casi, La Peluquería de Don Mateo. ¡Mamma mia!
  • Hablando de programas con olor a naftalina, ¿vieron que “Casados con hijos” desembarca en el teatro?
  • ¿En serio? Me extraña que actrices tan empoderadas se presten a repetir un formato tan machirulo, con estereotipos tan políticamente incorrectos en los tiempos que corren.
  • Por la plata baila el mono. “Money, money, money”, como canta Flor en “Cabaret”.
  • ¿Y los principios?
  • Bien, gracias. Billetera mata valores. Ayer, hoy y siempre.
  • El único ausente con aviso es “Fatiga”, el rrope, que pasó a mejor vida. Hacen casting.
  • Un golpe de efecto sería meterlo a Dylan, con Balcarce en el banco, como reemplazo.
  • Ahora que se va “el gato”, ojalá no nos metan el perro, chicas. ¡Chin, chin!