• ¡Ay, chicas! ¡Qué fiero este febrero! Lluvia, viento, frío. Se vino el otoño de golpe.
  • Éramos pocos y parió la abuela. Pero siempre que llovió, paró.
  • Ya veo que cuando los chicos empiecen las clases presenciales, va a volver la canícula.
  • ¿Ligaron algo hoy?
  • ¿Por?
  • ¿Cómo “por”? ¿Qué día es hoy?
  • 14 de febrero. ¿Te suena?
  • ¿No estarás hablando del Día de los Enamorados”, no? Fecha plástica, marketinera.
  • ¿Lo decís en serio? ¿No será porque no tenés ni un filito, ni una simpatía, ni nada de nada?
  • No. Me parece una pavada comercial, impuesta por el mercado.
  • Sin embargo, bien que festejás “Halloween”. ¡Más importado que eso!
  • ¿De dónde vendrá esta celebración?
  • Yo lo googlié. Escuchen: “esta festividad, asimilada por la iglesia católica, se remonta al siglo III en Roma, donde un sacerdote llamado Valentín se opuso a la orden del emperador Claudio II, quien decidió prohibir la celebración de matrimonios para los jóvenes, considerando que los solteros sin familia eran mejores soldados, ya que tenían menos ataduras y vínculos sentimentales.”
  • Claro. Eran carne de cañón. Pobres pibes.
  • ¿Vieron lo que sale la “cena del día de los enamorados” en lo del pelado maléfico?
  • ¿Cuál de ellos?
  • Martitegui, el Juez de Master Cheff.
  • ¿Cuánto? ¿Dos Luquitas?
  • Te quedaste corta. ¡Ocho lucas!
  • ¡Me estás jodiendo! Por esa guita, como 15 días, por lo menos.
  •  Te lo juro. Encima, las porciones son mínimas. Dosis homeopáticas en platos enormes. Parece que es fino servir poquito, con adornitos alrededor. “Comida gourmet” la llaman. Una “experiencia gastronómica”. A otro perro con ese hueso.
  • Si cenás ahí, olvidáte del telo.
  •  La otra es llevarse el tupper al “albergue transitorio”. Improvisar un picnic en la catrera.
  • Pero con esto de la pandemia, tenés que llevar sábanas, almohadas, toallas, alcohol en gel, alfombrita sanitizante, termómetro. Mucho bardo para media horita de amor.
  • ¿Amor? ¿Por qué no “sexo”, a secas?
  • ¿A secas? Suena raro eso.
  • Quiero decir, que a las minas de nuestra generación, nos metieron en la cabeza el cuento que los tipos podían tener sexo sin amor, pero nosotras no. Pecado mortal.
  • Y es así. ¿O no?
  • ¡Claro que no! Una puede estar “calenchu” con alguien, sin necesidad de vincularse sentimentalmente. Como siempre hicieron los tipos. “Touch & go”. Si te he visto, no me acuerdo.
  • ¿Y desde cuándo te volviste tan moderna vos?
  • Me avivé de jovata. Lástima que ya perdí el tren.
  • En pandemia no se puede salir de levante, chicas. Hay que andar con el hisopado negativo en la cartera. Además de los forros.
  • ¡Qué fina, Josefina! Para la cartera de la dama y el bolsillo del caballero.
  • ¡Cómo cambió el lenguaje! Ahora, en lugar de decir “Tengo pareja”, se dice “Tengo contacto estrecho”.
  • Bueno, brindemos en versito por San Valentín. ¡Chin, chin!
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