por Irene Bianchi
  • ¡Ay, chicas! ¡No veía la hora de llegar! ¡Me viene persiguiendo un perro!
  • ¿Ves? Y vos que decís que nadie te da bola. Algo es algo, Gracielita.
  • ¡No! ¡En serio! No saben como me husmeaba. Hace cuadras que me sigue.
  • Por un casual, ¿no tendrás dólares o euros encima? Tal vez era un sabueso de la AFIP que se escapó de la Aduana y anda a la caza de divisas.
  • ¡Pobres pichichos! ¡Mirá lo que los obligan a hacer! No hay derecho.
  • Sería genial que los entrenaran para detectar otras cosas. Tipos bolaceros, por ejemplo. Esos que te juran que “están en crisis con su mujer y se están separando, que les tengas paciencia, que no se divorcian por los hijos …”
  • Complicado, Tere. Tenés que ir a la primera cita con el perro. Medio raro.
  • Hablando de bichos, ¿vieron ese gatito italiano que heredó 10 millones de euros? Tomassino se llama el felino afortunado.
  • La enfermera que cuidaba a la viejita ricachona quiere hacerlo a la cacerola.
  • Pero está bueno eso de poder dejar tus bienes a quien se te cante. ¿Por qué tiene que haber herederos obligatorios? Mirá si estás peleada a muerte con tus hijos o tus sobrinos, y de todos modos, cuando crepás, se quedan con todo.
  • Yo pienso patinarme todo un ratito antes. Los demás, que se arreglen.
  • Ya que sacás el tema, salió un libro de una especialista en cuidados paliativos en enfermos terminales, Bonnie Ware, donde resume de qué se arrepiente la gente que está a punto de “hacer mutis por el foro”.  Básicamente, todos lamentan no haber sido más felices, no haber laburado menos, no haber dedicado más tiempo a los amigos, no haber sido más fiel a ellos mismos en lugar de vivir según las expectativas de los demás, y no haber sido más demostrativos con sus sentimientos.
  • ¡Que triste darte cuenta de todo eso recién en la recta final, ¿no?!
  • Todos descuidamos esas áreas, tan apurados y preocupados en el día a día.
  • Sí, hasta que te pase algo grosso que te haga parar la máquina. De prepo.
  • Chicas: ¡son un bajón! No es un tema para hablar en esta época del año.
  • Es que si de algo sirven estas fechas es justamente para hacer un balance, bajar un cambio, ver en qué la hemos venido pifiando, pegar un volantazo, y tratar de estar un poco mejor. Si no, vivimos al cuete, Flora.
  • Como sociedad, también vale lo del “mea culpa”. ¿Cómo puede ser que lo más buscado este año por los argentinos en la Web haya sido “Los Wachiturros”?
  • Será que se nos está deteriorando el gusto. Comida chatarra, música chatarra, tele chatarra. Al menos, somos coherentes.
  • Reconocé, Clara, que “El Club del Clan” de nuestra época no eran los Beatles.
  • Pero entre los Wawanco y la cumbia villera hay un abismo, Vero.
  • No hay que ser prejuicioso. Todo forma parte de la cultura. Lo popular y lo no tanto. Si no, mirá los finalistas  del Bailando: Tito versus Piquín. Agua y aceite.
  • Es verdad. Y en las fiestas más paquetas, los fruncidos super-cool terminan bailando al son de Rodrigo, la Mona Giménez, Gilda, Ricky Maravilla y Ráfaga.
  • Hasta los “Santos ruteros” compiten en popularidad. El Gauchito Gil le viene ganando por goleada a la Difunta Correa.
  • Y nosotras, amigas, ¿quedaremos para vestir santos?
  • Si me dan a elegir, prefiero seguir desvistiendo pecadores. Sobre gustos …
  • Me sumo. Hagamos votos (y botox) para que así sea. ¡Chin, chin!