por Irene Bianchi
  • Chicas, si alguna vez fantasearon con hacer un crucerito, sáquenselo de la cabeza. Después de lo del “Titanic Concordia”,  ni loca me subo a un barco.
  • Es de no creer. No sólo por los muertos y desaparecidos. Ahora se viene un desastre ecológico si no logran vaciar los tanques con 2.400 toneladas de combustible.
  • Ese capitán es un cabeza hueca. El primero en abandonar el barco al grito de “¡Sálvese quien pueda!”. Inepto y cobarde. ¡Un cocktail letal!
  • El tano no es el único responsable. Los radares habían detectado que el barco se había acercado peligrosamente a la costa muchas veces durante la travesía.
  • Pero no hicieron nada. Igual que los “visualizadores” del Gran Hermano brasileño, que no evitaron que un participante abusara de una chica dormida.
  • Lógico. Porque midió más de 50 puntos de rating. Para ellos, un golazo de Pelé.
  • Esos “hermanitos” son ratitas de laboratorio. Cobayos. Los maman, les bajan los frenos inhibitorios, andan todos en pelotas. Final cantado, chicas.
  • ¿No podré entrar yo a esa casa, aunque sea como la señora de la limpieza? Hace tanto que nadie se propasa conmigo.
  • Ese programa es otro barco a punto de naufragar. Hace agua por todos los costados. Por eso lo pusieron a Peluffo al timón. El gran remador.
  • No van a parar hasta que alguien se suicide en cámara. O acuchille a otro.
  • ¡Chocolate por la noticia! Hace rato que la vida no vale nada. Menos en la tele.
  • Ojo que participar del “Gran Bodriano” o del “Bailando por un Sueldo”, es un pasaporte a las tablas. Las obras con mediáticos resultan más taquilleras.
  • Pero es una fama efímera. Dura lo que un gas en la canasta de Caperucita.
  • Igual, la temporada no es tan brillante como dicen. Cuando hay recitales gratis en Mardel, las salas están más vacías que mis bolsillos. Ni el boletero aparece.
  • Hay compañías que ya levantaron campamento y se volvieron pa’l rancho.
  • Es que tampoco pueden pretender hacerse la América en tres meses, ¿no?
  • Una gran pérdida es que la chilena Barrientos se vuelva a su país.
  • ¿En serio? Ya que está, ¿por qué no se lleva la ceniza volcánica?
  • Che, que no haya un conflicto limítrofe. Bastante tenemos con las Malvinas.
  • Sí, resulta que ahora los colonialistas somos nosotros. Típico humor inglés.
  • Habría que regalarle unos libros de historia al Primer Ministro, así se desasna.
  • Más que Cameron, el Premier debería llamarse David Camaleón.
  • El tema no pasa tanto por una cuestión territorial ni por la autodeterminación de los kelpers, sino por saber si hay oro negro en la zona. Y en ese caso, quién se lo queda. Por la “Money” baila el “monkey”.
  • Ahora que decís, ¿se enteraron que se murió la Mona Chita, pobrecita?
  • Sí. 79 pirulos tenía. La única sobreviviente de la saga de Tarzán.
  • No les quiero pinchar el globo, chicas, pero Chita era Chito. Mono macho.
  • ¡No! ¿Un chimpancé transexual? ¿O era travesti? ¿O tenía disforia de género?
  • Lo único que falta es que me digan que Johnny Weissmuller era gay y Jane lesbiana. Prefiero no enterarme de más cosas. No me cuenten.
  • ¿Vieron que el chocolatero finalmente salió del placard?
  • Es que ese ropero estaba lleno de chongos. Ya no había más lugar.
  • Bueno, che. La libertad es libre. Que cada uno haga de su trasero un silbato.
  • De acuerdo. Pero los hetero somos minoría. No nos discriminen. ¡Chin, chin!