-¡Felices Pascuas, chicas! Traje regalitos para todas.

-¡Ay! ¡Qué lindo! Me encantan las sorpresas.

-Ahí van. Cierren ojitos y abran manitos.

-¿Tres confites de chocolate?!

-¡Hiciste trampa! No había que mirar, Chela.

-Es que yo esperaba algún huevito, no esta miseria.

-No me da el presupuesto. Cuestan uno y la mitad del otro. Sos muy desagradecida.

-Y en esas bolsas, ¿qué traés, si se puede saber?

-Otros regalos. Tejí bufandas para todas. Hay que olvidarse de prender las estufas.

-Esperemos no tener una ola polar. ¡Cuarenta por ciento de aumento! ¡Un horror!

-Y más vale no crepar este invierno, porque el Papa dijo que el Infierno no existe. Así que ni muertas vamos a calentarnos, en el lugar que supuestamente era nuestro destino final.

-¡Me estás jodiendo! ¿No existe?

-Salió en el diario italiano “La República”. Parece que Francisco lo dijo en una -entrevista “off the record”, pero el periodista lo deschavó. Y lo bien que hizo.

-No se extrañen que uno de estos días le den la derecha a Darwin, y reconozcan que venimos de los monos, y no de Adán y Eva.

-Lo dudo. No todos se aggiornan. ¿O acaso no vieron al párroco que le propinó una patada a una periodista recién recibida, nada menos que en las escalinatas de nuestra Catedral?

-¿Una patada?! ¿En serio?!

-Como lo escracharon en todas las filmaciones, después dijo “me arrepiento”, pero la patada voladora ya se la había propinado a la enchastrada piba.

-¡Y eso que estamos en vísperas de una fecha religiosa! No está imbuído del espíritu ecuménico este curita. No predica con el ejemplo.

-No es el único. ¿Se enteraron que el Ministro de Energía, Aranguren, tiene la tarasca afuera? Dice que lo va a repatriar recién cuando tenga más confianza en el gobierno que él mismo integra.

-¡Es una cosa de locos! Si él no confía, cómo podemos confiar nosotros, los que a gatas llegamos a fin de mes. Un caradura el señor. Mauricio le tendría que pegar un tironcito en los que no son de chocolate.

-Lo único bueno de estos tiempos es que toda la podredumbre está saliendo a la superficie. Ya no se puede tapar casi nada. Abusos, violaciones, acosos, maniobras fraudulentas, seudo representantes de futbolistas que los prostituyen. Todas lacras inmundas dignas de un pozo ciego.

-Y ciega también es la Justicia últimamente. Puertas giratorias tienen las cárceles para algunos poderosos, ¿vieron? Entran y salen como Pancho por su casa.

-No te preocupes, Pato. La historia los juzgará.

-Eso es un cuento chino. No quiero esperar tanto. Me gustaría que se los juzgue ahora, mientras lo podamos ver. Lo otro es un dicho hipotético.

-Todo mal, ¿no? Y encima, la paliza que nos dieron los españoles en la cancha.

-Pero eso no es de vida o muerte, Elvi. Peor que los chicos salgan del secundario sin saber interpretar lo que leen. Eso sí es grave. O que ni siquiera terminen la escuela.

-¡Cortála, che! ¡No te pongas tan solemne! El fútbol es un entretenimiento, una distracción en medio de tanta pálida.

-Una distracción. Diste en el clavo. Nos distrae de lo importante. Esos tipos ganan millones, cifras impúdicas. Es un negocio, nena, no un deporte. Y un negocio bastante turbio.

-Justo nos toca Rusia, con el loco de Putin expulsando diplomáticos a troche y moche.

-¡Ay, chicas! El planeta está en manos de los Tres Chiflados: Putin, Trump y el norcoreano.

-A cual más chapita. Todos juegan a ver quién la tiene más larga o quién hace pis más lejos.

-Che, gracias por los confites y las bufandas. Estuviste bien, después de todo.

-Brindemos por la resurrección nuestra de cada día, que no es poco. ¡Chin, chin!