por Irene Bianchi
  • Chicas, estoy juntando firmas para un petitorio ¿Colaboran?
  • Depende, Chola. ¿Querés salvar a las ballenas? O sea, ¿a vos misma?
  • Qué graciosa. Habló Twiggy. No, nada que ver con Greenpeace. Quiero desagraviar al santiagueño Peteco Carabajal. Lo que le están haciendo, no tiene nombre.
  • ¿Qué pasó, que no me enteré?
  • ¿Vieron la mina ésa que anda haciendo sexo oral por los boliches?
  • Estás equivocada, Cholita. Es un “acting”, que forma pare de su show erótico.
  • ¡Qué “acting” ni qué ocho cuartos, Turca! Es una fellatio con todas las letras.
  • ¡Shhhh, zarpada! Estamos en un lugar público.
  • Y ella también lo hace en lugares públicos, a la vista de todos. ¡Un bochorno!
  • A mí lo que me sorprendería de esa mina es que diera una conferencia sobre física cuántica, no lo que hace. No hay que pedirle peras al olmo.
  • Y después nos rasgamos las vestiduras cuando pasa algo así en una escuela.
  • Pero, ¿se puede saber qué tiene esto que ver con tu petitorio, Chola?
  • Que ella define eso como “hacer un peteco carabajal”. No es justo.
  • Tenés razón. Pobre tipo. Mancillan su nombre y encima no obtiene ningún beneficio a cambio.
  • Si quiere hablar en sentido figurado, podría utilizar un personaje de ficción. No sé, hablar del Libro Gordo de Petete, por ejemplo.
  • ¡Qué tierno! Me acuerdo: “El libro gordo te enseña; el libro gordo entretiene…
  • “…y Natacha te dice contenta, hasta la fellatio que viene”.
  • Si vamos al caso, nosotras también estamos practicando sexo oral, porque sólo hablamos de ese tema.
  • Es que están todos calientes. La Pradón, pionera en recauchutaje vaginal, ahora se quiere agrandar el “punto G”.
  • ¿Dónde queda eso? Nunca fui.
  • Es otro bolazo posmoderno, Amalia. No te preocupes.
  • Yo me pregunto: ¿esas minas no trabajan? ¿Están todo el día al cuete?
  • No creas, Adela. Su sacrificado laburo es hacer un raid por todos los programas de chimentos, hablando pormenorizadamente de sus genitales, sus ocasionales compañeros de catrera, sus peleítas de conventillo, sus últimas y próximas cirugías. Si les preguntás sobre Borges, te repreguntan: “¿Quién? ¿Gra? ¡Intimas!”.
  • ¡Ay, chicas! ¿Para qué nos habremos quemado las pestañas en la facultad? Nadie nos avisó que la fama y la guita estaban en otro lado.
  • Bueno, convengamos que la madre naturaleza no fue demasiado pródiga con nosotras, amigas. Pero, por otra parte, la suerte de la fea, la bonita la desea.
  • La suerte no existe, Leti. Dios no juega a los dados. Ya lo dijo Einstein.
  • Todo depende del cristal con que se mire. Si fuéramos todas Miss Universo, no habríamos desarrollado nuestro ingenio, nuestra creatividad, nuestra inventiva.
  • De mucho no nos sirvió. Aquí estamos: veteranas, con el pescado sin vender.
  • Pero ya no se estilan las relaciones formales y estables. Ahora es “touch & go”
  • En nuestro caso, apenas un “ring, raje”.
  • Traé que te firmamos, Chola. Arriba el Peteco, y que no se malentienda. Chin, chin!