¡Esto es el acabóse, chicas! ¡Ya ni dieta puedo hacer!
¿Qué bicho te picó, Euge?
¡No hables de “bicho” que se me representa el fucking Covicho, Roxi.
¿Tan rápido abandonaste la dieta? ¡Ni una semana, che! Poca constancia …
A una luca el kilo de lechuga, ¿qué querés que haga?
¿Una luca? Más cara que el Washington.
Mientras tanto, Wanda Nara se compró una cartera de 50.000 dólares. Imaginate toda la lechuga que te podrías haber comprado, Euge.
¿Cincuenta lucas verdes? ¿Es de oro la cartera?
No, de cocodrilo.
¡Pobre animalito!
¿Cuál? ¿El reptil o el dorima? Seguro que la guita es producto del balón pie.
No estaría tan segura. Primero, porque ella es una empresaria exitosa. Tiene una línea de cosméticos, de bikinis, y de lo que se te ocurra.
¿Y segundo?
Segundo, creo que Icardi no es más su “dorima”. Se dejaron de seguir en las redes.
¿Eso es sinónimo de divorcio? Nunca entenderé estos tiempos posmodernos.
Las únicas redes que conozco son la redecilla para el pelo que se ponía mi vieja antes de acostarse para que le durara el peinado batido de peluquería, y el medio mundo que usaba mi viejo para pescar.
Estoy harta del “Wanda gate”. Como si no hubiera temas más importantes.
Los hay, pero nada más lindo que espiar la vida ajena. Y enterarse que los ricos son infelices.
Me hacés acordar a aquella frase del filósofo urbano Adolfo Stray: “Se llora más cómodo en un Rolls Royce”.
Ahora arrancó el “Lizzie gate”. La Tagliani se separó de Leo Alturria después de dos años de fogoso romance.
¡No puede ser! Si los vi juntos en el programa de Marley viajando por Europa, a puro arrumaco.
Ahí ya estaban separados, pero no se quisieron perder el viaje. Más pícaros que bonitos.
“¡Aguante la ficción, carajo!”, como exclamó la Valenzuela. Todo es de mentiritas.
Todo menos los precios. Además de la lechuga, ya aumentó la nafta.
Caminemos, chicas. Hace bien. Endurece las cachas.
¿Con las veredas rotas? Mirá que a esta altura nos rompemos y no soldamos, Roxi.
La que se cayó y se rompió fue Gime Accardi, pobre, en plena temporada.
Estaba paseando a la perra y se le enganchó la correa. Un garrón.
Ahora que decís, también aumentó la comida para las mascotas, chicas. Estoy pensando seriamente en probarla.
¿Para reemplazar la lechuga, Euge?
Armáte una quintita en el fondo, Euge, y cultivá tus propias verduras.
El fondo… Qué quilombo se armó con el Fondo, ¿no?
Ah. Ese fondo. Y sí. El niño Máximo pegó el portazo.
¿Lo habrá consultado con la mami?
¡Ni lo dudes! No creo que haga nada sin pedirle permiso antes.
Parece que los Fernández ya no son tan unidos. Aníbal lo retó fiero, ¿vieron?
Ese culebrón me atrapa más que cualquier novela turca. Lucha en el barro oficial.
Mientras tanto, seguimos deslizándonos hacia el fondo … del tacho. ¡Chin, chin!