¡Listo! ¡Se fue enero! Alguien nos está afanando el tiempo, chicas. No puede ser que todo pase tan rápido. A la primera de cambio, estamos otra vez armando el arbolito.
¡Ni lo digas! La vida es un soplo, un suspiro, una quimera …
Sí. Dura lo que una flatulencia en un canasto.
¡Si serás ordinaria, Chela! Yo trato de ponerle poesía, y vos tan pedestre, tan básica.
Mirá, yo no tendré tu gusto literario ni tu estilo sofisticado, pero tengo algo que les puede interesar.
¡No! No hay más. Se van mudando a la Quinta del Ñato con prisa y sin pausa.
¿Entonces qué?
Esto. “Goticas”.
¿Gotitas? ¿Colirio? Me vienen bien para el ojo seco. ¿O son para la nariz?
¡No! Éstas son milagrosas. Curan el Covid.
Es una joda, ¿no?
Preguntále a Maduro. Él dice que son mágicas.
¿Y vos le crees al yosapa ése? No está en sus cabales el seudo Profesor Jirafales.
Para que sean más efectivas, hay que combinarla con éstas.
¿Naipes?
¡No! Estampitas de vírgenes y santos. La fórmula de López Obrador para combatir el maldito virus.
¡Otro delirante! Pensar que tipos como ésos manejan los destinos de las naciones.
Ni hablar de Bolsonaro, otro vecino impresentable. Se calentó con la prensa porque destaparon una olla del 2020.
¿Una olla pestilente?
No. Bastante dulzona. El chabón compró la friolera de 2 millones y medio de latas condensadas, por la suma de casi 3 palos verdes. Dijo que los periodistas se metan las latas en el culo.
¡Ay! ¡Qué dolor!
¿Y para qué tanta leche condensada?
Yo hacía dulce de leche casero, poniéndolas a baño María, ¿se acuerdan?
¡Que empalagoso! Me dan arcadas de sólo pensarlo.
A mí el mundo me da arcadas. Estamos en manos de piantados mesiánicos, mamarrachos que prometen y no cumplen; fantoches que padecen de incontinencia verbal.
La pandemia puso al descubierto muchas miserias. Y yo que creí que sacaría lo mejor de cada uno.
Al contrario. Toda la mugre en la superficie. Egoísmo, mezquindad, uso político, tejes y manejes con la vacuna, negociaciones turbias, y mantenernos a todos en ascuas, inmóviles, mansitos, muertos de incertidumbre y de miedo. Rehenes.
¡Qué exagerada! Hacen lo que pueden. Nadie conocía a este bicho de mierda.
Cierto, pero entonces que no hagan promesas incumplibles. Como cuando el Ministro de Salud dijo que aquí no llegaba el virus. O bolacean con los millones de dosis que no llegan.
¿Será que nos subestiman?
Ponéle la firma. De aquí a la China.
¡Ay! No la nombres que me da urticaria. Ellos tendrían que mandarnos las vacunas. Y gratarola.
Bueno, ¿les dejo o no las “goticas” y las estampitas?
¿Gratis?
A la gorra. A voluntad, si les parece. Y, ya que están, páguenme el trago. ¡Chin, chin”!