¡Chicas! ¡Casi no las veo! ¡Están re-oscuras! ¿Por qué no se compran ese anillo de luz que usan todos para zoomear?
Ni idea. ¿Qué es?
Se llama “Selfie Ring Light”. ¡Te re-ilumina!
¡Ni loca! ¡Se te ven todas las arrugas, las líneas de expresión, el código de barra, como dice la modelo .
¿Y un velador no cumple la misma función? ¿O una linterna? ¿Un farol de noche? ¿Una vela?
Sí, pero es menos “cool”. Vale la pena la inversión, porque esto de comunicarse a través de las pantallas va para largo, amigas.
El encierro está causando estragos. ¿Vieron quién se separó?
No, Roxana. ¿Alguien famoso?
Uno de los Top Ten. Alguien que ya venía de capa caída. Sufriendo de síndrome de abstinencia por falta de tele.
¡No me jodas! ¿El cabezón de Bolívar?!
El mismo que viste y calza.
Y … lo que empieza mal …
¿Por qué “mal”?
Porque se casó con la ex del amigo, ¿no te acordás? ¿Te parece poco?
No es para tanto. Guillermina ya estaba separada de Ortega. No fue infidelidad.
Pero la mujer (o ex mujer) de un amigo, tiene barba y bigote. No sé si me explico…
A esta altura, yo también tengo barba y bigote. Por suerte, el barbijo es mi aliado.
Para mí que estar encuarentenados con “los míos, los tuyos y los nuestros” es letal.
Y si a eso le sumás la suspensión del Bailando y las escuchas en las que el susodicho digita árbitros con el finadito Grondona. ¡Bingo!. Cartón lleno. Así no hay cuerpo que resista.
A mí nada me extraña. Tantos partidos de fútbol se han arreglado por guita. Ni hablar de los “realities”. Todo trucho. Eso del “voto del público” certificado por escribano, es un bolazo para la gilada.
“Master Cheff”, sin ir más lejos. A la producción del programa se le chispoteó que una de las participantes (la ganadora), es repostera profesional. No saben cómo arreglarla.
No se ilusionen mucho. Se viene otro “reality”. “Ladrando por un sueño”.
¿Con Tinelli a la cabeza? ¿O el gritón Iúdika?
No. El caracúlico Angel de Brito. Para mí que ese muchacho tiene intestino irritable o constipación crónica. Si no, no se explica su rictus permanente.
Es que necesitan alguno de esos programas que generan satélites parasitarios.
Otro que está en el horno es el Chueco. No está para bailar la polka, pobre.
La ecuación es fácil: o nos mata el bicho o nos mata el hambre. Estamos todos en la lona.
Te corrijo. Debajo de la lona.
Los argentinos tenemos el cuero duro. Hemos sobrevivido a enormes sopapos. Tengo fe que de ésta también vamos a salir.
En pelotas y de a pie.
Apuesto a que nuestros científicos, tan vapuleados y ninguneados por muchos gobiernos, van a dar el batacazo y encuentran la vacuna antes que el resto del mundo. Van a ver.
Dios te oiga. Porque Dios es argentino, ¿no?
Ponéle, pobre Tata Dios.
Bueno, chicas, pasamos de las vacaciones de verano a las de invierno en un abrir y cerrar de bocas. El 2020 vuela. ¡Chin, chin!