por Irene Bianchi
  • Chicas, ¿vieron que nació la beba número siete mil millones?
  • Sí, pobrecita. ¿Por qué le pusieron nombre de margarina? Dánica Camacho.
  • Disculpen mi ignorancia, pero no entiendo cómo saben que esa nena es el habitante 7 mil millones del planeta. ¿Cómo sacan esa cuenta? Si en el mismo momento que lo dicen, están muriendo y naciendo otros. ¿No será un bolazo?
  • Yo me pregunto qué número seré. Así le juego a la quiniela.
  • Y, vos, Tita, calculá que debés estar entre los primeros cien o doscientos.
  • ¡Que graciosa! Mirá quién habla. A vos te toca un número romano, entonces.
  • Y a mí, uno negativo, calculo.
  • Me encanta que haya sido chancleta. Estamos imparables las minas.
  • Y, sí. Fíjense que, de ahora en más, las primogénitas pueden heredar el trono británico, currito exclusivo del primer hijo varón de los reyes hasta ahora.
  • Me acuerdo las cabezas que hizo rodar el loco de Enrique Octavo, porque las esposas no le daban machitos. Las decapitaba sin asco el monarca.
  • ¿Cómo que te acordás? ¿Sos de esa época, Tita?
  • No, yegua. Lo estudié en la Facu..
  • Yo tenía una profe de historia tan pero tan veterana que enseñaba de memoria.
  • ¿Qué te pasa con la cuestión de la edad, Yiya? Estás monotemática.
  • El tiempo me pasa. Eso. Por encima me pasó. Como un Scania. Con acoplado.
  • Vos estás igual. El problema es que cambiaste los lentes, y ahora te ves mejor.
  • ¿Mejor? Ojalá. Me veo con pelos y señales. El día que estrené anteojos, pasé por el espejo del baño y pegué tal alarido que lo hice añicos.
  • ¡Uy! De mal en peor. Ahora 7 años de yeta.
  • Yo no creo en esas cosas. Igual, decidí no reponerlo. Me maquillo de memoria.
  • Sí, no hace falta que lo aclares. Se nota a la legua.
  • Hablando de supersticiones, no saben lo que me pasó en Halloween.
  • ¿Qué? ¿No te arrancó la escoba y llegaste tarde al aquelarre?
  • No, le abrí a unos pibitos disfrazados, que me dijeron “Truco o Trato” por el portero eléctrico, y me afanaron hasta los calzones.
  • ¿Los tenías puestos?
  • ¡No, zarpada! Es una manera de decir.
  • ¡Qué chorros creativos! ¡Así da gusto que te afanen! Esfuerzo de producción.
  • Al principio pensé que era un “acting”, hasta que pelaron una faca que no parecía de plástico. Lo que más me jodió fue cuando gritaron: “¡Dános la guita, vieja!”. Cacé el palo de amasar y entré a correrlos por el pasillo.
  • ¿Vos estás loca? En esos casos, no hay que resistirse. Es muy peligroso.
  • Mirá, si me hubieran dicho “señora”, vaya y pase. Lo de “vieja” me sacó.
  • Te cuentearon y encima casi no contás el cuento.
  • Lo que suena a cuento es la noticia de la mina ésa que se embarazó por la boca.
  • ¿Por la boca?¡No puede ser! Que yo sepa, no están conectadas las cañerías.
  • La chica dice que es virgen. Que sólo practicó sexo oral.
  • Sí, claro. Discípula de la virgencita Wanda. ¿Te la creíste, Heidi?
  • Imagináte todas las vedetongas con rodilleras que suben al famoso 4º piso.
  • Sería un nuevo “baby boom”, como el que hubo después de la 2da Guerra.
  • Igual, por si las moscas, a usar condones bucales. El pez por la boca muere.
  • Y en boca cerrada no entran “babies”. ¡Chin, chin!