• ¡Reportándose! ¿Estamos todas?
  • ¡Presente! Me maquillé para ustedes. ¿Qué tul?
  • Yo hasta me perfumo todos los días. Aunque nadie me huela. Bueno, la gata sí.
  • Está muy bien. No hay que tirarse a la marchanta ni dejarse estar.
  • Yo tengo una colección de barbijos. Porque cuando salimos a hacer mandados, las minas nos relojeamos los tapabocas, ¿vieron?
  • ¡Y competimos! Yo patenté uno navideño, con luces intermitentes y pilitas recargables.
  • ¡No seas pájaro de mal agüero, Adri! ¿Vos decís que esto sigue hasta diciembre?
  • ¡Con suerte! ¿O no te enteraste que dieron marcha atrás con la vacuna de Oxford?
  • Y yo que estuve a punto de voluntariarme. Ahora, ¡minga!
  • ¿Y si nos vamos todas al Uritorco y esperamos que alguna nave nos mude de planeta?
  • Los extraterrestres no son boludos, Elvi. No van a contaminar sus planetas con nosotras.
  • Además no se puede transitar, chicas. ¿Cómo llegaríamos a Córdoba?
  • No sé. Escondidas en un camión de mudanzas. Coimeamos al fercho y listo el pollo.
  • ¿Vieron que hay rumores de coimas en el Cantando? Dicen las malas lenguas que la One se queda con una tajadita de Floppy Tesouro para inclinar su voto favorable.
  • No me extrañaría. Ya lo hizo con Andrea Rincón, ¿se acuerdan? Le conseguía laburo a cambio de un porcentaje. Tufo a soborno.
  • Pero eso es oficiar de representante. No está mal. Es legal.
  • En un concurso es diferente. Turbio.
  • ¡Chicas! ¡No sean ingenuas! Es un reality berreta, no un concurso posta. Yo ni siquiera creo en el supuesto voto del público. Hasta las peleas están guionadas. Puro camelo y bolazo.
  • Por la plata baila el mono. Y la mona. La necesidad tiene cara de hereje.
  • Esa línea de pensamiento es peligrosa. Es como decir que el fin justifica los medios.
  • Hay hambre en la forrándula. Hambre de panza y de cámara. Aunque pasen un papelón, los participantes se prestan a ladrar por un sueldito.
  • No tan “sueldito”, eh. Depende de cuán “famosos” sean. Ligan entre 40, 70, 100 o 500 luquitas por mes.
  • ¡Mamma mia! Yo también haría un papelón por esa guita.
  • Hasta el Cabezón se postuló como jurado. Se ve que sufre de síndrome de abstinencia y quiere aparecer.
  • ¿Se amigó con la jermu, no? ¿Qué necesidad tenía de contar que se habían separado?
  • Vos no entendés, Elvi. Hoy la vida pasa por las redes. Lo que no aparece en twitter o instagram, no sucedió.
  • ¿Y Facebook caducó?
  • Sobrevive a gatas. No es muy “cool” que digamos. Medio demodé.
  • Como nosotras. Vintage.
  • Bastante nos hemos aggiornado, che. ¿Quién hubiera dicho que nos encontraríamos por Zoom o Google Meet? Nosotras que venimos del teléfono a manija.
  • Seré curiosa. ¿Probaron enganchar algo por Tinker?
  • Tinder, Adri. Tinder. Vos te quedaste en la época de “Tinker Bell y el tesoro perdido”.
  • ¡Ah, claro! ¿Y vos no? Todas crecimos con Peter Pan.
  • ¿Los corpiños? ¿Cómo olvidarlos? Salvaron mi adolescencia. Yo era una “tabula rasa”, y esos soutiens armados me hacían sexy.
  • ¡Claro! Eran los “push up” de los ’60. Lo malo es que, cuando bailábamos lentos, esos temas para chapar, cuerpo a cuerpo, hacían “plop” contra el torso del muchacho, y quedaba en evidencia el vacío.
  • ¿Volverán los lentos?
  • Si volvieron los vinilos, ¿por qué no?
  • Todo vuelve. Todo y todos. Hasta Duhalde, vaticinando el “Apocalypsis Now”.
  • Por el quilombete que hay, tan errado no estaba el otro cabezón. Tendría data…
  • Chicas, las dejo. Me voy a tomar sol. Para fijar la vitamina D y no estar tan blanco teta.
  • Cuídense, chicas, que el bicho sigue acechando. Todo con la “che”, ¡Chin, chin!