Parece un chiste. Un mal chiste. Una broma de mal gusto. De pésimo gusto. Una bofetada. Otra más. El peor Presidente de nuestra historia democrática, Alberto Fernández, ahora tramita su jubilación. Cobrará 7 millones de pesos. Tantas cosas vienen a mi memoria: el festejo de cumpleaños de su “querida Fabiola” en plena pandemia; la pésima e ideologizada logística en cuanto a la vacunación; el así llamado “vacunatorio VIP”; el desmesurado e innecesario encierro que nos impidió acompañar a nuestros seres queridos en su lecho de muerte. Y ahora este “señor” tiene el tupé de reclamar su jubilación de privilegio en este país diezmado por el kirchnerismo. Privilegio es ser elegido Presidente de una nación, galardón que él desaprovechó y nunca mereció tener. ¿Carece de dignidad, de empatía? Preguntas retóricas, lo sé. Ya lo demostró sobradamente durante su patética gestión, que no dejó más que pobreza, inflación, inseguridad, narco-crimen. Los millones de jubilados argentinos que apenas subsistimos con la jubilación mínima repudiamos el descaro de Alberto Fernández, su desfachatez, su insensibilidad. Pero ya nada nos sorprendE.

Diario La Nación, 8/2/2024