“Tascaq, te puede pasar”. Elenco: Sol Ajuria, Gastón D’Angelo, Pilar Rodríguez Rey. Diseño y realización de vestuario: Magalí Salvatore. Diseño de escenografía e iluminación: Liliana Cáceres. Realización de escenografía: Liliana Cáceres y Marcelo Castro Palacios. Operación técnica: Marcelo Castro Palacios. Arreglos musicales y vocales: Diego Lozano. Coreografía: Pilar Rodríguez Rey. Música original: Jey Mammon. Dirección de Arte: Martín Eliseo Mendivil. Fotografía y video: Gabriela Gagliardo. Diseño gráfico: Antonio García Aprea. Gestión y comunicación: Mula. Producción ejecutiva: El Esférico – Mediacuadra Producciones. Producción General: Francisco Hails. Dirección General: Emilio Berasain. Teatro Estudio, calle 3 entre 39 y 40. Viernes 27 y sábado 28 de Septiembre.
“Marcelo” (D’Angelo) está re-depre. No sabe bien qué le pasa, pero ha perdido las ganas de vivir. Todo le da igual. Ni siquiera hacer el amor con una fogosa fémina, que le festeja hasta los desplantes y las mentiras, lo saca de su abulia. Es más. Si pudiera hacer como Grandinetti en el film de Subiela “El lado oscuro del corazón”: apretar un botón para que la trague la tierrar, con gusto lo haría.
Sus hermanas, “Sandra Celeste” (Arjuria) y “Marcela” (Rodríguez Rey), acuden en su ayuda. En una suerte de terapia casera, tratan de sacarlo del pozo, y ponerlo en contacto con las cosas que le dan placer: andar en bici, jugar al chinchón, mirar “Chatrán”, estudiar teatro y comedia musical, hacer las compras en el super.
Una de ellas le pone nombre a su dolencia. Sin lugar a dudas, su hermano padece de Tascaq: trastorno de amar sin conocer a quién. El “quid” de la cuestión, entonces, será desentrañar quién es el objeto del deseo de Marcelo; quién la persona amada. Y, ya que están, las chicas también revisarán sus cuestiones amorosas.
Tal la excusa argumental para que los actores desarrollen esta travesura teatral, que le toma el pelo a ciertos géneros y ciertos íconos y figuras emblemáticas del ambiente artístico, desacralizándolos y desmitificándolos sin piedad.
“Tascaq” ironiza sobre los métodos de formación del actor, esa solemne y sacrosanta liturgia en la que se conjugan ejercicios de memoria emotiva con técnicas para desarrollar el lenguaje gestual y el corporal. Y este trío actoral lo puede hacer porque tienen sus instrumentos bien trabajados y afinados. Actúan, canta y bailan con absoluta solvencia y mucha gracia.
Las letras de Jey Mamón marcan el tono irreverente y desfachatado de la propuesta, que se ríe de la cursilería de algunos productos, con esa consabida pizca de sarcasmo y maldad. Una bocanada de honestidad bruta.
Ingeniosa y funcional la escenografía. El vestuario caracteriza con precisión a los personajes. La dirección de Berasain aprovecha al máximo los múltiples recursos expresivos de estos versátiles actores.
“Tascaq”: divertida y políticamente incorrecta.