El enojo no es buen consejero. El que se enoja, pierde. Cada vez que Ud. aparece anunciando algo, no deja pasar la oportunidad de manifestar su fastidio, su mal humor, su bronca, contra todos los “supuestos” enemigos de la Patria, o sea, contra todo aquel que no coincida con su línea de pensamiento, contra todo aquel que no asienta obedientemente y aplauda sus dichos. Nadie está conspirando, Sra. Presidente. Todos queremos que el país salga adelante. Ud. se va a ir el año que viene, pero nosotros, los ciudadanos, los votantes, seguiremos aquí, sobrellevando la pesada herencia de esta gestión, intentando revertir situaciones que nos agobian: la inseguridad, la inflación, el desempleo, la precariedad de la salud pública, la educación degradada, la pauperización generalizada, el avance del narcotráfico. A nadie le sirve que Ud se enoje, amenace y despotrique. Y a Ud., menos que a nadie. No es prudente echar leña al fuego ni crispar los ánimos, ya caldeados. Humildemente, le pediría que se tranquilice, que se sosiegue, por el bien de todos, Sra. Presidente.