El clima social post-elecciones me preocupa. Entiendo que quienes esperaban otro resultado se sientan frustrados y descontentos. Pero convengamos en que Milei ganó en buena ley, puesto que lo votó la mayoría. De eso se trata la democracia: respetar la voluntad popular. La decepción de quienes esperaban un nuevo gobierno kirchnerista no debería traducirse en el deseo de que esta gestión fracase, porque estamos todos en el mismo barco y todos deberíamos desear vivir mejor, más allá de nuestras ideologías personales. Sin embargo, sobrevuela un tufillo a golpe de Estado civil, como si no hubiéramos padecido algo así ayer nomás. Es correcto y necesario que los ciudadanos estemos atentos, que aspiremos a no perder derechos adquiridos, pero todo eso en el marco de la ley, sin desbordes, sin derramamiento de sangre, sin muertes, sin caos. Querer que a Milei le vaya mal es querer que a todos nos vaya mal. El kirchnerismo debe cultivar la tolerancia a la frustración esta vez, cosa que muchos venimos haciendo hace más de 20 años.

Diario La Nación, 23/11/2023