¡Qué tristeza sin fin, querido Aznavour! ¡Cómo nos acompañaste a lo largo de nuestra vida! ¡Particularmente, en nuestra adolescencia! Nos enamoramos perdidamente al ritmo de tus bellas canciones, de tus “lentos” memorables, Chansonnier. Conocimos y lloramos en Venecia mucho antes de visitar la romántica ciudad de los canales. Tu castellano afrancesado, entrañable armenio, endulzó durante décadas nuestros oídos. Y tuvimos la dicha de verte y escucharte en vivo en Buenos Aires, impecable a tus ochenta largos, dueño de la escena, seductor como siempre. Fuiste ícono de una época menos fría, menos pragmática, menos desacralizada, más intensa. Dueño de un fraseo único, de un estilo inimitable. ¡Qué suerte que nos queda tu voz! Buen viaje. Buena gira, Charles Aznavour. Au revoir!