Allá por el ’91, casi por casualidad, empecé a escribir críticas de teatro para el diario El Día, de La Plata. No tenía formación periodística sino literaria. Tal vez por mi pasión por los libros, por el teatro (desde arriba y abajo del escenario), y mi gusto por las palabras, fui desarrollando un oficio con el correr de los años, del cual me enorgullezco. Hoy me siento periodista, con todas las letras y en el más amplio sentido del término. Disfruto intentar descifrar la realidad, siempre desde una perspectiva personal y subjetiva, y compartir mis reflexiones con los lectores. Por eso me saludo, en el Día del Periodista, y brego por una sociedad más tolerante, en la que cada uno pueda expresar sus ideas respetuosa y libremente, sin descalificar al que piensa distinto. ¡Chin, chin!