Charlamos con María Inés Portillo acerca de su nuevo espectáculo poético y de narración Oral «Sopaipillas», que estará los Sábados 2 y 9 de junio a las 18 hs. en el Museo Dardo Rocha (calle 50 e/ 13 y 14 N° 933, La Plata) y el Domingo 17 de junio a las 18 hs. en el Museo Almafuerte (calle 66 e/ 5 y 6 N° 530, La Plata)

IB: ¿Qué son las sopaipillas, María Inés? ¿Qué te evoca ese vocablo?

MIP: Se parecen a pastelitos dulces que por esta región se llaman tortas fritas. No son una sopa. Así se las conoce en la zona Cuyana y en Chile, también. Los días de lluvia, en las mateadas y sobremesas no faltan las sopaipillas. Con pocos ingredientes (harina, huevo, polvo de hornear, manteca, sal, grasa y leche o agua), se los amasa y se fríen en grasa o en aceite caliente. Luego se espolvorean con azúcar. Las sopaipillas me traen recuerdos de la niñez y la adolescencia en San Juan, cuando las saboreábamos junto al brasero. Es un sabor dulce y crocante compartido con abuelos, padres y hermanos mientras escuchábamos cuentos, canciones y poesías.

¿Cuál es el contenido de este espectáculo?

En este espectáculo he querido revivir aquellos momentos con algunos textos propios y de otros autores como María Elena Walsh, Atahualpa Yupanqui, Lidia Blake, Ángel Espinoza, entre otros. Son textos que interpretaron y compartieron mi vida en la Provincia de San Juan y cuando salí de ella. Mis espectáculos surgen inspirados en esas vivencias. De esa necesidad de decir lo que siento y pienso, en el aquí y ahora. “Sopaipillas” es mi sexto unipersonal.

¿Cuáles fueron tus anteriores unipersonales? 

Los anteriores fueron: Cerrojos, La Violación, De Sobremesa, La Lengua Cosida, DiagonAndo Cuentos. Los temas que más me atraen en la conformación de estas creaciones son los referidos a la identidad femenina, la violencia de género y la problemática social y cultural. Mis referentes actorales son, en primer término, mis padres y abuelos. En el plano profesional, los docentes y  maestros que me formaron en el arte teatral y dramatúrgico.

Solés elegir el formato de “unipersonal”. ¿Por qué?

Hacer un unipersonal es jugar con los propios fantasmas, obsesiones y deseos. Es volver a la infancia mientras juego personales, situaciones propias y ficticias. Expresar espacios, tiempos y personajes a partir del cuerpo, la voz y los silencios. Hacer hincapié en la actuación y en la comunicación con el público.