por Irene Bianchi 

“El Padre, con sangre de mujer en las venas”, adaptación de “El Padre”, de August Strindberg, a cargo de Lorena Velásquez, al frente del Grupo Secretos. Elenco: Ana Angelillo, Liliana Perdomo, María Elena Alvarez Arigós, María Fernanda Cano, Maia Leonor. Diseño de vestuario, luces y escenografía: Lorena Velásquez. Realización escenográfica: Carlos Fiasconaro. Puesta en escena y dirección general: Lorena Velásquez. Teatro “El Escape”, Avda. 44 Nº 1443, casi esquina 24. Funciones: Sábado 26/9 a las 21; domingo 27/9 a las 20; sábados 10 y 17/10 a las 23; y domingos 11 y 18/10 a las 20.

El autor sueco August Strindberg (1849-1912) escribió “El padre” en 1887, obra teñida seguramente por su propia experiencia matrimonial nefasta, revelando una marcada misoginia, presente en muchas de sus obras. Su concepción de la vida era amarga, penosa, desolada. La pareja: una incesante lucha de los sexos, en el “ring” de la odiosa convivencia forzada.

Hijo del naturalismo, Strindberg abandonó este enfoque y lo despreció, porque no le satisfacían los aportes que le brindaba la realidad visible, y se volcó al expresionismo y su tendencia a la distorsión. Juega todo el tiempo con elementos del inconsciente y la inquietante idea del crimen psíquico.

El Capitán (el padre en cuestión), desea que su única hija se mude a la ciudad para ser educada en un ambiente más progresista y menos oscuro y retrógrado que la casa materna, copada por el universo femenino: madre, hija, nodriza, suegra. Su esposa, mujer manipuladora y fría, para quien el fin justifica los medios, se niega rotundamente, y teje una trama siniestra para impedir que su marido se salga con la suya. Poco le importa llevarlo a la ruina y a la locura. Todo vale en la guerra, y su estrategia bélica la convierte en triunfadora.

La versión y puesta de Lorena Velásquez es atrapante y ominosa. Su dirección de actores, clara y precisa. Eligió a un elenco enteramente femenino, muy sólido y homogéneo. Ana Angelillo es “Alberto”, el torturado padre, preso en las redes de su inescrupulosa mujer. Liliana Perdomo es “Laura”, esa madre araña que teje y desteje a lo Penélope, manipulando a todos a su antojo, como marionetas. Maia Leonor es “Berta”, la hija, que intenta rebelarse, pero no puede. María Elena Alvarez Arigós es “Margarita”, la sufrida nodriza, obligada a actuar de “entregadora” de la pobre víctima. María Fernanda Cano es el “Doctor”, otro títere de la dueña de casa.

Liliana Perdomo, con un rostro almodovariano, hace gala de un lenguaje corporal y gestual que cautiva e hipnotiza. Su “madre”, pérfida y calculadora, es una malvada antológica. Excelente asimismo el “padre” construido por Ana Angelillo. Trasmite la tortura psicológica a que es sometido, de modo magistral y convincente. María Elena Alvarez Arigós colma de ternura y compasión a su personaje. Maia Leonor, una jovencita vulnerable hasta la médula. Correcto y circunspecto el médico encarnado por María Fernanda Cano.

Muy sugestiva la telaraña que diseñó Lorena Velásquez, como así también su vestuario y puesta de luces.

“El padre, con sangre de mujer en las venas”: crónica de una muerte anunciada.