“Doble o nada” (versión sobre “Testosterona”), de Sabina Berman. Elenco: Miguel Ángel Solá, Paula Cancio. Música original: Martín Bianchedi. Diseño de luces: Manuel González Gil, Matías Canony. Diseño de escenografía: Jaime Nun Uría. Realización escenográfica: Gustavo Vallejos, Raúl Gallardo. Diseño de vestuario: Pepe Uría. Realización vestuario Paula Cancio: Patricia Teram. Realización vestuario Miguel Ángel Solá: Manzini. Diseño peinado Paula Cancio: Mauro Gastón. Fotografía: Gabriel Machado para MCM. Prensa: SMW. Producción: Jaime Nin Uría, Manuel González Gil. Dirección: Quique Quintanilla. “La Comedia Teatro”, Rodríguez Peña 1062, entre Santa Fé y Marcelo T. de Alvear. CABA. De jueves a domingo.

Pocas veces se encuentra el espectador de teatro con el combo perfecto: un texto inteligente y movilizador, una interpretación magistral, una puesta en escena impecable. “Doble o nada”, la pieza de la periodista y dramaturga mejicana Sabina Berman, dirigida en esta re-versión por el asturiano-marplatense Quique Quintanilla, ofrece todo eso y mucho más, a quien se acerque a la cálida sala de la calle Rodríguez Peña.

La excusa argumental es simple. Por motivos de fuerza mayor, el Director de un medio periodístico debe abandonar su puesto y elegir a un sucesor. Las alternativas son dos: la subdirectora del área digital, una talentosa y bonita joven a quien él mismo formó desde la Facultad, y otro subdirector, muy hábil, trepador e inescrupuloso, quien resulta mucho más funcional a la política pragmática de la empresa.

La autora se vale de esta sencilla línea argumental para ahondar en temas ríspidos, profundos, polémicos y de cruda actualidad: el poder, históricamente ejercido por los hombres en todos los ámbitos (particularmente el laboral), el amor, el deseo, el sexo, la ambición, la discriminación, la traición, la delación, los celos, los prejuicios, la institución matrimonial, la envidia, las asignaturas pendientes; un abanico que va de lo circunstancial a lo existencial; de lo coyuntural al sentido mismo de la vida, de la superficie al abismo.

El de Sabina Berman es un texto rico en subtextos, provocador, con diálogos jugosos, llenos de ironía y sarcasmo. Una obra “tramposa”, en el buen sentido de la palabra, ya que esconde sorpresas, giros inesperados, vueltas de tuerca, que obligan a una relectura y reinterpretación, una vez finalizada la obra. Un texto que genera charlas post-teatro, porque remueve cosas en la mente y el alma del espectador atento, quien sale modificado de la sala. Como debe ser después de ver teatro del bueno.

¿Qué decir de esta dupla de actores, además de que se sacan chispas en el escenario? No hace mucho nos deleitaron con “El Diario de Adán y Eva”. Ahora nos impactan y deslumbran con una propuesta “risquè”, que les exige una actuación llena de matices, de claroscuros, de transiciones sutiles. El papel de Solá podría enmarcarse como “teatro dentro del teatro”, ya que su personaje, con un objetivo muy claro in mente, debe jugar varios roles dentro de la trama. ¿Quién es realmente? ¿Cuál es su estrategia? ¿Es un impostor, un tramposo, un simulador, un frío calculador, un manipulador? ¿O acaso sigue poniendo a prueba el temple de quien pueda resultar su sucesora? ¿Es ésta acaso una prueba de amor? Soberbio, Solá, como siempre.

Paula Cancio llegó al teatro para quedarse. Rol consagratorio el suyo. Aquí construye un personaje explosivo: sensual, tierna, sensible, y a la vez potente, ambiciosa, competitiva, segura de si misma, aguerrida, cerebral, dispuesta a todo con tal de no dejarse pisotear ni chantajear. Demuestra tener las agallas requeridas, la “testosterona”, los ovarios bien puestos.

Muy precisa y minuciosa la dirección de Quique Quintanilla. Le imprime a su puesta un ritmo que nunca decae y mantiene al espectador al filo de la butaca, intrigado, expectante, hipnotizado.

La escenografía y la iluminación son fiel correlato de las alturas del Poder, donde reside el Dios de la empresa, el gran titiritero que digita los destinos de sus subordinados. Y esa lluvia constante, esa tormenta ahí afuera, tan propicia para el amor y la guerra.

“Doble o nada”: imperdible propuesta de la cartelera porteña.