por Irene Bianchi
“Charada”. Elenco: Verónica Allocati, Susana Behrend; Hernán Crida, Alicia Durán, Cora Elía, Andrés Flichman, Sonia Mykietyn, Pablo Ruiz Díaz, Julián Sanzeri, Pablo Sierra. Asistentes de dirección: Laura Battaglini y Lucía Jesiotr. Dirección general: Paco Giménez. Espacio 44, Avda. 44 Nº496. Auspicia la Comedia de la Provincia de Buenos Aires. 
Si el enorme poeta norteamericano Walt Whitman (1819-1892) volviera a la vida y subrepticiamente se entremezclara con los espectadores de este potente espectáculo del talentoso y trasgresor realizador cordobés Paco Giménez (La Cochera, La Noche en vela), sin lugar a dudas se vería cabalmente representado y fielmente interpretado.
“Charada” comparte la desmesura del autor de “Canto a mí mismo”, dándole carnadura escénica a las propias palabras del poeta: “Me celebro y me canto a mí mismo/ Y lo que yo diga ahora de mí, lo digo de ti.” “Tengo treinta y siete años, y mi salud es perfecta.” “Quien degrada a otro, me degrada a mí.” “¿Que yo me contradigo? Pues sí, me contradigo, ¿y qué? Yo soy inmenso, contengo multitudes?. “Y en cuanto a ti, Muerte, vano es tratar de asustarme.” Entre tantas otras citas textuales.
  “Charada” es más una experiencia que una obra de teatro, tanto para los actores como para el público; comparable, tal vez, a los “happenings” del Instituto Di Tella de los años ’60. Se zarandea deliberadamente la sensibilidad del espectador, sorprendiéndolo, asustándolo, asqueándolo, divirtiéndolo, escandalizándolo, todo a un ritmo vertiginoso y con una fuerza arrolladora y avasallante. Un tsunami de sensaciones y emociones.
Hay muchas historias que se entrelazan, personajes que se atraen y se repelen, inmersos en un clima onírico, preñado de símbolos, de jeroglíficos indescifrables. Ironías, humoradas, cuestionamientos, erotismo, y mucho juego. Hasta el lenguaje por momentos se vuelve incomprensible, para que el mensaje llegue por otra vía, más sensorial y menos mental. La lectura debe hacerse desde el plexo solar,  no con la cabeza.
“Charada” es un espectáculo que no puede generar indiferencia. Modifica a quien lo ve y a quienes lo plasman. Tampoco puede uno intentar entenderlo intelectualmente, y mucho menos explicarlo. Hay que vivirlo en el “aquí y ahora” del hecho escénico.
Las actrices y actores que generan esta experiencia tan movilizadora, se entregan en cuerpo y alma, sin retaceos y con absoluta convicción. Todos tienen un rico arsenal de recursos expresivos, y se mueven como peces en el agua, resolviendo los desafíos de una puesta ultra exigente y minuciosa; precisa y cronometrada, a pesar de la aparente improvisación.
El significado de la palabra “charada” es adivinanza, acertijo, y de eso se trata precisamente la propuesta de Paco Giménez: plantearnos un enigma. Citando nuevamente a su Muso Inspirador: “Y me libero al fin para encontrarme con el enigma de los enigmas que llamamos existencia.