La sensación que se tiene al ver “Cactus Orquídea”, singular propuesta del grupo “El Ensamble Orgánico” es similar a la experiencia de estar leyendo un cuento, o mas bien, de estar escuchando un cuento relatado por otro; uno de esos libros “Elige tu propia aventura”, en los que se decide voluntariamente qué rumbo seguir. Y lo más atractivo es ver el armado y desarmado de las escenas, como un rompecabezas dinámico, en el que aparecen y desaparecen puertas, mesas, ventanas, paredes, sillas, pisos, como por arte de magia.

Hay en esta obra de Cecilia Meijide varias historias que se entrelazan. Todas hablan de la soledad (existencial y física), del abandono, del desamparo, de la dificultad de establecer vínculos. Por alguna u otra razón, los personajes deambulan solos por la gran ciudad, Buenos Aires en este caso en particular. Por casualidad o causalidad, estos seres se cruzan, se entrecruzan, coinciden en algún momento, y se complementan, se completan, se acompañan, se ayudan.

Todo es fugaz en “Cactus Orquídea”, efímero, pasajero, como la vida misma. De ahí el título, en alusión a la flor que brilla en todo su esplendor sólo una noche al año.

Las actrices y actores son a la vez protagonistas y ayudantes de escena. Ignacio Bozzolo, Lucas Avigliano, María Estanciero, Laila Duschatzky y Gastón Filgueira Oria componen este aceitado elenco. Entran y salen de sus personajes, jugando, que –al fin y al cabo- de eso se trata el teatro (play, jouer …)

“Cactus Orquídea” concluye un ciclo de teatro Off porteño en el Teatro Municipal Coliseo Podestá, que convocó a enorme cantidad de espectadores los domingos, con entradas populares y propuestas de jerarquía. Brillante iniciativa que esperemos se repita.