por Irene Bianchi
Ana Belén: “A los hombres que amé.” Músicos: Javier Saiz Martínez (bajo), Borja Fernández, Serrano Montenegro (guitarra), Santiago Barreche García (saxo), Angel Crespo Dueñas (batería), David San José Cuesta (teclados). Teatro Argentino de La Plata.
Esta exquisita intérprete volvió a deleitar a su fervoroso público platense tras varios años de ausencia. Y lo hizo con la gracia y elegancia que la caracteriza, su eterna sensualidad, su picardía, y una voz intacta, clara, nítida.
Indudablemente, su condición de actriz hace que Ana Belén teatralice sus puestas y le dé a sus canciones ese “plus” que va más allá de su impecable desempeño vocal. No es casual que haya elegido temas que cuentan historias, que pintan escenas, en esta suerte de viaje que propone, un sincero tributo a los compositores amigos que marcaron su carrera profesional y personal a lo largo de varias décadas.
 “Yo vengo a ofrecer mi corazón”, el emblemático tema de Fito Páez, abrió este show despojado, intimista, un mano a mano con el público que la escuchó religiosamente y la ovacionó calurosamente. Le siguió otro himno: “Yo también nací en el 53”, de Víctor Manuel y Andrés Molina, tan cercano generacionalmente a gran parte de los presentes. Luego, “Debajo del puente”, de Pedro Guerra; “Se te olvida”, de Javier Solís; “Y sin embargo”, de Joaquín Sabina; “El chivo”, de Luis Mendo y Bernardo Fuster; “Si me nombras”, de Juan Mari Montes y Nando González; “La prefiero compartida”, de Silvio Rodríguez; “Canción pequeña”, de Víctor Manuel; “Lía”, de Ana Belén y Víctor Manuel; “Y sin embargo”, de Joaquín Sabina; “A la sombra de un león”, de Joaquín Sabina y Joseph María Bardagi; “No estás sola”, de Miguel Ríos; “Ojalá que te vaya bonito”, de José Alfredo Jiménez; “Echo de menos”, de Kiko Veneno; “Las cuatro y diez”, de Luis Eduardo Aute; “Rayo de Sol”, de Francesco De Gregori,  adaptada por Víctor Manuel; la infaltable “Derroche”, de Gilberto Santa Rosa; “Contamíname”, de Pedro Guerra.
 No faltaron tres generosos bises, de un público que se resistía a llegar al final de este placentero viaje: “España camisa blanca”, de Ana Belén y Víctor Manuel; “Carito”, de León Greco, y “La Banda”, de Chico Buarque.
 Ana Belén fue hilvanando estas joyas musicales con anécdotas, recuerdos de infancia, postales de su vida, creando así un clima cálido, como si todos estuviéramos en el living de su casa y no en la colmada Sala Ginastera del Teatro Argentino.
 El paso del tiempo le sienta más que bien a esta artista soberbia, que se da el gusto de compartir escenario nada menos que con su hijo, David San José Cuesta, y un Santiago Ibarreche García descomunal.