¡Hooolissss! Último zoom de septiembre! ¿Pueden creer?
¿Que se nos fue el año? Un 2020 para el olvido. Que se vaya cuanto antes. ¡Chuf, chuf!
Pero aquí estamos. Mayorcitas y todo, el virus no pudo con nosotras.
¡No cantes victoria, Nelly! Este culebrón no terminó. Ni mucho menos. Hay bicho para rato.
Ahora que decís culebrón, confieso que me volví adicta a Netlix durante el confinamiento. No puedo parar de ver series. Y cuando se me termina una, me agarra una especie de crisis existencial, de vacío insondable, y no sé cómo seguir. Me siento perdida.
Lo peor es que la mayoría tienen final abierto, porque el Covid les truncó los rodajes. O sea que hay que esperar hasta que larguen nuevas temporadas.
No sé por qué pierden el tiempo mirando ficción, cuando nuestra realidad es mucho más rica. La historia de “los Monos” en Rosario, le pasa el trapo a cualquier serie de narcos pesados foráneos.
Al jefecito lo largaron, ¿sabían? Por “buena conducta” le dieron libertad condicional.
¿El “Viejo Cantero? Si es un bebé de pecho, pobrecito.
Y la realidad también nos aporta situaciones graciosas, sin necesidad de ver “sitcoms”. ¿Quién se iba a imaginar que el gran Fidel Pintos se reencarnaría en el Ministro de Economía?
¿Lo decís por la “sarasa” de Guzmán en Diputados?
Ese sincericidio me hizo acordar a la metida de pata de otro Ministro de Economía, Eduardo Lorenzino. “¿Me quiero ir!”, contestó cuando le preguntaron sobre la inflación. Honesto el tipo.
Son impresentables. Nos toman de boludos.
¿No será que lo somos? Digo …
Yo estoy feliz porque guardando la ropa de invierno, tuve una sorpresa increíble. ¿A que no saben qué encontré en un bolsillo del montgomery?
¿Qué, Tomasa? ¿El control remoto? ¿Una carta de amor? ¿El celular viejo? ¿Los bifocales?
¡No! ¡Algo mucho más valioso! ¡Un dólar!!!
¡No te puedo creer! ¿No lo habrás cambiado, no?
¡Ni loca! Lo encuadré en un marco dorado, y lo colgué en el living, bien a la vista, para darle envidia a las visitas. Cuando tenga.
¿Se acuerdan del uno a uno? ¿Fue cierto o lo inventé?
Ese fue un disparate de Cavallo. Otro papelonazo. Lloró con lágrimas de cocodrilo haciéndose el compasivo con los pobres jubilados. “Yo no puedo vivir con mi sueldo de diez mil dólares”, dijo compungido el muy caradura.
Alberto dijo que ahora hay que ahorrar en pesos.
¡Chocolate por la noticia! Más vale. Con el verde a 150 mangos, ¿en qué otra moneda podríamos ahorrar?
Están por salir los billetes de 5 lucas. Si eso no es inflación …
¿Y qué imagen va a tener? ¿Flora y fauna autóctona? ¿Algún super héroe nativo? ¿Patoruzú? ¿Don Fulgencio?
No. Dicen que las caras de Ramón Carillo y Cecilia Grierson?
Disculpen mi ignorancia. ¿Quiénes son?
Eran. El primer Ministro de Salud de Perón, y la primera médica argentina. En el reverso, el Instituto Malbrán.
O sea que nuestra jubilación la van a garpar con menos de 4 de esos billetes, ¿se dan cuenta?
“¡Tres empanadas!”, diría el Beto Brandoni. “¡Qué miseria, che!”
Chicas, me desenchufo. Voy a revisar todos los bolsillos y carteras a ver si tengo la suerte de Tomasa. Tenía uno rotativo que le dejaba a los chicos como regalo del Ratón Pérez. En una de ésos, lo encuentro. Nos vemos en Oktoberfest. ¡Chin, chin!