• ¡Hoooooliiiiisssss! ¡Las extrañé! ¿Cómo las trata mayo?
  • Igual que marzo y abril. Todo igual. Encerradas y sin visita. Un día fotocopiado del anterior.
  • Bueno, pero está en nosotras buscarle la vuelta y aprovechar este parate obligado, ¿no?
  • A mí ya no se me ocurre más nada. No me queda rincón por limpiar ni ordenar. Tengo una claustrofobia terminal. Aburrida como un hongo. Esta prisión domiciliaria me harta.
  • Vean el lado bueno. Al no salir más que para comprar comida y remedios, estamos ahorrando un montón. En maquillaje, nomás.
  • Ahí tenés razón. Yo sólo me pongo rouge para este zoom con ustedes, porque no uso barbijo. No me compro más pintalabios. Los que tengo me sobrevivirán.
  • Hablando de sobrevivir, ¿les puedo pedir un favorcito, amigas?
  • Sí, claro. Siempre que no rompamos la cuarentena.
  • No. Es a futuro. Lejano, espero. Algo que quiero que hagan cuando yo … me mude a la quinta del Ñato.
  • ¿Cuál ñato, Irma? ¿Tenés un filito? ¿Un festejante? ¿Alguien te arrastra el ala?
  • ¡Vamos! No te hagas la pendex, Roxi. No me digas que no conocés el dicho. El “Ñato” es la calavera, que no tiene nariz. Cuando estire la pata, ¿se entiende?
  • ¡Ay! ¿Cómo se te ocurre? ¡Ni lo menciones!
  • ¿Por qué? Es parte de la vida. Y lo que yo quiero es despedirme a toda orquesta.
  • ¡Siempre dando la nota! ¡Hasta en el jonca!
  • Y entonces, lo que les quería pedir, es que –cuando llegue ese momento- ustedes hagan una vaquita, rompan el chanchito, y contraten a los “negros del ataúd”, para que me lleven en andas.
  • ¿Cuáles negros?
  • ¿Cómo?! ¡Los del meme! ¿No los viste? Los del entierro de Ghana. ¡Son geniales!
  • Pero debe salir uno y la mitad del otro, Irma. No creo que nos dé el presupuesto.
  • No sé, vendan algo. Hasta la hija de Marcelo empezó un nuevo emprendimiento.
  • ¿Cuál? ¿La tatuada?
  • Sí. Cande. Ahora además de su línea de ropa, vende juguetes sexuales.
  • ¡Me estás jodiendo! ¿Consoladores?
  • Sí. De vidrio templado. Además, máscaras y dildos.
  • ¿Dildos? ¿Qué son?
  • Vibradores que no vibran.
  • ¡Ah, buá! ¡Sos toda una experta!
  • Cultura general, amiga.
  • ¿Y el papi de la chica, qué dice? ¿Le parecerá bien que se ocupe de ese rubro?
  • Está sin laburar. En una de ésas le cortó la mensualidad a sus múltiples hijos.
  • Mirá, Irma. Que yo sepa ninguna de nosotras tiene “dildos” para comercializar y así pagar tu futuro, hipotético funeral. Así que, olvidáte.
  • Igual, chicas, no tengo apuro por partir. Encuarentenada y todo, tan mal no la paso.
  • A mí me da una impresión ver a todos embarbijados cuando salgo a hacer los mandados. Parece una película, che. No reconocés a nadie, ni a tus propios vecinos.
  • Acuérdense lo de pares e impares, eh. ¿Pueden creer que hubo confusión con respecto a cómo considerar al número cero?
  • Es comprensible. Porque el cero es neutro. Si sos timbero, le jugás a “par” en la ruleta, y sale el cero: alpiste, perdiste. Así que …
  • Peor ser un cero a la izquierda. No corta ni pincha.
  • Lo seguro es que, post pandemia, volveremos a foja cero.
  • Sí, con las cuentas y los bolsillos en cero.
  • Brindemos por nosotras, más “enceradas” que encerradas. ¡Chin, chin!