por Irene Bianchi

       Chicas, ni se les ocurra tirar los tickets de los peajes, porque hay que reclamar que nos acrediten lo que aumentaron hace unos días. ¡Habráse visto semejante atropello! Menos mal que dieron marcha atrás.
       Encima te cobran más en la hora pico, cuando vas a paso de hombre. Absurdo.
       Estamos tan acostumbrados al maltrato, que agachamos la cabeza, mansos y resignados, mientras nos siguen  metiendo la mano en el bolsillo.
       ¿Es cierto que el agua va a aumentar un 180% en junio? No me baño más.
       ¿Y eso qué tiene que ver? No depende del consumo, Dolly. Medidores, no hay.
       Lo bueno es que ya vuelve Tinelli y nos olvidamos de todo, de todos y de todas.
       ¿Ustedes no padecen de una sobredosis de Mariano Iudika? Iudikitis aguda.
       Llora más que la Zampini en “Dulce Amor”. Un actorazo. Alcón, un poroto.
       Es que el 13, después de derrapar con escandaletes de vedetongas de cuarta, ahora apunta al corazón de la gente común. Mide mejor.
       Les confieso que yo me presenté al casting de “Soñando por cantar” que se hizo en La Plata. No quedé.
       Obvio, Miriam. Si no tenés oído ni para tocar el timbre.
       Pero eso no cuenta. En la cola, más que vocalizar y ensayar, la gente se inventaba historias truculentas para impresionar a los productores: siempre fui tan feo que mi mamá me tapaba la cara con un repasador mientras me daba la teta; en la escuela, usaban mi nariz de perchero; mi halitosis me impide hacer amigos; me cargan porque soy de River.
       ¿Vos decís que ahora el Cabezón, en lugar de cortar polleritas y dejar a las minas en bolainas, va a apostar al sentimentalismo barato?
       Barato, no sé. Le pidió al Chueco 20 palitos para volver. Se cotiza el Cuervo.
       Van a tener que remar tupido. El canal de las pelotitas les sacó mucha ventaja.
       Hablando de eso, ¿qué opinan de “La Dueña”?
       Y, pasada la curiosidad morbosa de verla a la Chiqui actuar, la historia resulta muy poco creíble. Malos muy malos, locos muy locos, gays muy gays, lindas muy pérfidas, buenos muy tontos, mucha lágrima, mucho moco, mucho sexo al paso, conspiradores más que obvios, y algún toque de humor forzado en boca del chofer de la Joan Collins de Villa Cañás. Demasiado previsible.
       El zarpado de Alé dijo que haría una escena “hot” con la Señora. Un atrevido.
       El que vuelve con todo es Weich, el abanderado de las causas nobles.
       ¡Qué suerte! Porque yo necesito llorar por otra cosa que no sean las noticias.
       Ojo que también existe el “humor de noticiero”. ¿Vieron cómo se hacen los graciosos? Menos Santo, claro, que jamás abandona su cara de bragueta.
       No sólo eso. Hasta trataron el romance Rial-Loly, como un asunto de Estado.
       ¿Se enteraron que Rial se amigó con la Canosa y se peleó con Rinaldi?
       ¿Qué Rinaldi? ¿El que posó desnudito sobre un sofá, con el culito p’arriba?
       El mismo. Un atentado al buen gusto el chabón.
       Está para un aviso de talco: “¡A mí me encanta, usar Avanta!” ¿Se acuerdan?
       Sí, de la época de “Era para untar, era para untar”. No sé por qué asocié.
       Afortunadamente, no todo está perdido. La Feria del Libro reventó de gente.
       No hagan como la Jelinek, que no sabe si leer a Ortega o a Gasset, o si el Himno Nacional lo escribió López o Planes. Cuánta dicotomía.
       Karina es fan del trío Bioy, Gra Borges y Casares. Es lo que hay. ¡Chin, chin!