• ¡Sonamos! ¡Estamos fritas! Ya pasó medio mes de enero. Me despierto mañana,  veo los carteles “Vuelta al Cole” y me pego un corchazo sin mosquear.
  • ¡Qué exagerada, Trini! ¡No es para tanto! Además, ya sabés cómo es la historia. A fines de febrero empieza el proverbial tira y afloje entre los gremios docentes y el gobierno. Lo de siempre, bah. Un gran “dejà vu”.
  • O sea que si uno cayera en un coma profundo, y se despertara de aquí a un par de años, todo seguiría igual en este íspa, ¿no?
  • Esperemos que no. No te olvides que este año se vota.
  • ¿Con “b” larga, o con “v” corta?
  • Y … habrá que votar, para botar a más de uno.
  • Otra cosa recontra previsible en época de campaña, es ver a los candidatos posando con niñitos pobres y harapientos, ancianitos descaderados, en medio del barro y del chaperío. Demagogia en estado prístino. Asquito me da. Náuseas
  • Y bueno … ¿qué querés? Tienen que hacer buena letra, salir a la caza de votantes. El fin justifica los medios.
  • Esa es una afirmación muy peligrosa, Gri. Ni en broma lo digas.
  • ¿No ves que hasta los ultra oficialistas van ahora de visita a los medios opositores? Cualquier vidriera les viene bien. El marketing es el marketing.
  • Son como esos novios de antaño que se esmeraban antes de la prueba de amor.
  • ¡Qué antigüedad, Rosa! Estás hablando de la prehistoria. Ahora las chicas dan el anticipo a sola firma. Bah. Ni firma, piden. A golpe de vista. “Coup d’oeil”
  • ¡Y lo bien que hacen, Trini! ¿Sabés la cantidad de minas de nuestra generación que se quedaron con el pescado sin vender, por no dar ni un mínimo anticipo?
  • Convengamos, chicas, que la virginidad era un bien sobrevaluado en nuestra época. Era como un galardón, una cucarda, un plusvalor. Reverenda pavada.
  • Y eso de llegar vírgenes a la noche de bodas, una ruleta rusa. ¡No me jodan!
  • Chicas, no se hagan las mosquitas muertas ni las monjitas de clausura, que ustedes estaban bastante baqueteadas antes de casarse. Probaditas.
  • Y bueno, hay que tener parámetros comparativos, che. Mejor antes que después de poner el gancho. ¡Te comías cada chasco!
  • Eso de poner el gancho es demodé. Ya nadie se casa. Sólo los homosexuales, porque ahora pueden y es novedad. Cuando se aviven de la jaula en la que se meten, ni ellos. Dáles un tiempito, nomás.
  • Que a vos te haya ido como el tujes en tu matrimonio, Trini, no significa que la institución esté en decadencia. Hay gente que le fue mejor.
  • ¿Vos nunca oíste hablar del concepto “amor líquido”, pergeñado por el sociólogo polaco Zygmunt Bauman? ¿De la fragilidad de los vínculos humanos, de las relaciones interpersonales frágiles, típica de la posmodernidad?
  • ¿Amor líquido? ¿Tiene algo que ver con la retención de líquidos? Eso sí tengo.
  • ¡Si serás burra, Rosa! Desasnáte un poco. Cazá los libros, que no muerden.
  • Leer, leo. Pero revistas del corazón. Y de prestado. En la pelu. Para ahorrar.
  • ¡No seas pijotera! ¡Dáte un gustito de vez en cuando! ¡Acordáte que no podés testar a favor de tus 5 gatos, eh!
  • ¡Tocáte la izquierda, che! ¿No ves que estoy vivita y coleando? Tengo cuerda para rato y bastante hilo en el carretel. Mi barrilete todavía tiene cola.
  • Pero no es durita y turgente como la de Cirio, futura Intendente de La Matanza.
  • ¡Tocáte la izquierda! ¡Dios nos libre de las vedetongas al poder! ¡Chin, chin!