por Irene Bianchi
  • ¡Chicas! Estoy al borde de un ataque de nervios. Recién me pesé en la farmacia y aumenté 3 kilos por la comilona de Nochebuena y Navidad. ¡Me quiero matar!
  • ¡También vos, Myriam! ¡No es momento de pesarse, masoca!
  • Yo digo, ya que a Cristina le gusta tanto emitir decretos a troche y moche, ¿por qué no decreta trasladar una de estas Fiestas a julio, por ejemplo? Separarlas un poco, para poder lastrar sin culpa y dosificar los gastos.
  • Y, no estaría nada mal, porque vienen seguiditas, como trompadas de loco.
  • Para colmo, con esto del paro del campo, no vamos a conseguir nada de nada.
  • ¿Qué quiere decir que pare el campo, Vilma? ¿El pasto decide no crecer? ¿Las vacas no mugen? ¿Los molinos hacen huelga de aspas caídas? ¿Los girasoles no giran? ¿Las gallinas dejan de cacarear?¿El viento no sopla? ¿Los pajaritos no cantan? ¿Las tranqueras permanecen cerradas?
  • ¡Si serás papanata, Flora! No mandan animales al Mercado de Hacienda, ¿no entendés? En protesta por la expropiación de la Rural.
  • Lo que no me cabe en la cabeza es por qué, en un país agroganadero por naturaleza como el nuestro, el Gobierno demonice al campo como si fuera la fuente de todos los males. Esto no es una islita como Japón. Acá lo que sobra es tierra, ¿o no? Y bichos de todos los tamaños y colores.
  • Vaya uno a saber. El campo y su gente han pasado a ser el GCN: gran cuco nacional. Cosas veredes, Sancho, que non crederes.
  • Ojalá Papá Noel les haya traído un container de sentido común, para que empiecen a darle pelota a las prioridades del ciudadano de a pie¿no?
  • Es raro. Tenemos todo para estar bien, y nos empecinamos en estar mal. Necesitamos un simposio de psiquiatras o techistas, a ver si nos reparan la azotea. Membrana y brea para todos y todas.
  • Con o sin reses, somos carne de diván. Siempre enfrentados, rumiando viejos rencores, buscando roñachicaneándonos, cuidando sólo la quintita propia.
  • ¡Che! ¡Córtenla! ¡Tan jodidos, no somos! Tenemos nuestras cosas buenas.
  • ¿Qué¿El dulce de leche? ¿Las milangas? ¿El fernet? ¿El asado? ¿El mate?
  • No sólo eso. La calidez, el culto a la amistad, el ingenio, la espontaneidad.
  • Puede ser, pero no hay capacidad de gestión, Vilma. No sabemos trabajar en equipo. Tenemos vuelo corto; somos incapaces de proyectarnos al futuro, de imaginar qué país querríamos dejarle a nuestros hijos y a nuestros nietos. Es una pena, con tantos recursos y tanta inteligencia, siempre en punto muerto.
  • ¡Sos un bajón, amiga! ¡Mozo! ¡Un vivarachol, para la señora! ¡Doble, please!
  • Es que ya hemos vivido muchos años, nena, y nunca levantamos cabeza.
  • Lo gracioso es que nuestros dirigentes, no son seres venidos de otras galaxias. Créase o no, Los gestamos aquí mismo, son made in casa. Se esmeran en plena campaña, hacen letra gótica, prometen el oro y el moro, y después se olvidan de quienes les dieron el puesto. Si te he visto, no me acuerdo.
  • Eso es porque siempre esperamos al papito salvador, al líder carismático que nos seduzca. Además, somos bastante cómodos, tirando a fiacas. Todo servido.
  • Igual, Myriam, por suerte y de a poquito, me parece que eso está cambiando. Del letargo estamos pasando a la acción. Buen síntoma. Ya no comemos vidrio.
  • ¿El vidrio engorda?
  • ¡A brindar por el 2013! ¡Metámosle pila, eh! No seamos vacas empantanadas ni terneros degollados. ¡Estas pebetas no son de arriar! ¡Chin, chin!