por Irene Bianchi
  • ¡Ay, chicas! ¡Es de no creer! ¡Estamos orinados por una manada de dinosaurios vivos! ¡Eramos pocos y ahora nos invadieron hordas de mosquitos, cucarachas y ratas!
  • Ratas hubo siempre, Cuky. La diferencia es que ahora salen y se las ve más.
  • Eso es cierto. Es la podredumbre que flota tras la inundación. No está mal que la roña y las alimañas queden bien a la vista, amiga. Es más sano.
  • Yo no hablo en sentido figurado, ¡eh! Tengo la casa llena de bichos.
  • Tendríamos que hacer como Marley, que se los come.
  • ¡Asquerosa! Si hay miseria, que no se note, che.
  • Yo reciclé mi vestido de novia, y puse el tul de mosquitero arriba de la cama.
  • ¿No serán las 7 plagas de Egipto?
  • Capaz. Granizo tuvimos, cenizas también. Faltarían unas nubes de langostas.
  • Che, no jodan con eso. Basta de hablar del Apocalipsis. No lo invoquemos.
  • Y encima esta semana nos visitaron los extraterrestres, ¿se enteraron?
  • No tomes más cerveza, Negri, que se te sube a la cabeza.
  • Hablo en serio, Lili. Los vi con mis propios ojos. Casi aterrizan en el fondo de mi casa. Dos globos luminosos enormes, flotando en el cielo, suspendidos.
  • ¿Antes o después de cenar? Digo, porque vos le das al tintillo con entusiasmo.
  • Antes, a la tardecita. Hace justo una semana. El domingo pasado.
  • ¿Y no los filmaste, pánfila? ¿Ni una foto? ¿Nada?
  • Es que yo me abatato con la tecnología, ya me conocen. Me quedé petrificada.
  • ¿Y viste gente adentro? ¿Marcianitos? ¿Tipitos verdes?¿Algo?
  • No, la verdad que no. Eran dos bolas de luz.
  • Para mí que se están por instalar. Ven que los humanos estamos exterminando el planeta y matándonos los unos a los otros, y van examinando el terreno.
  • ¿Por qué no? En una de ésas, el lugar de donde vienen ya está superpoblado, o quieren colonizarnos, como los ingleses o los españoles de otros tiempos.
  • A mí me encantaría ser una colonia marciana. Seguro que son más educados que nuestros beneméritos legisladores. ¿Vieron qué conventillo se armó?
  • Patéticos. A los gritos y a los insultos. Habría que mandarles a la Condesa Eugenia de Chikoff para que les dé algunas lecciones de buenos modales.
  • Tarde. Esos no aprenden más. Esfuerzo digno de mejor causa. Repetidores.
  • Mandásela a Maravilla Martínez, ya que estás, que apareció en una foto como Dios lo trajo al mundo. Un bochorno.
  • No. Como Dios lo trajo al mundo, no. Más crecidito y desarrolladito.
  • ¡Con razón te quejabas de las ratas, Cuky! Te hiciste los ratones con el campeón, por lo visto. Para eso no hay veneno que valga.
  • ¡No es él, chicas! Esa foto es trucha. Está trucada. Su cara con otro cuerpo.
  • Lo cierto es que todas estas cortinas de humo bien que nos distrajeron y nos hicieron olvidar al cartonero Báez.
  • ¿Cartonero? ¡No, nena! Ese era el del caso Monzón en Mar del Plata. Este de cartonero no tiene nada. Más bien, hormigón armado, el muchacho.
  • No sé ustedes, pero yo tango unas ganas de irme a la eme, que ni les cuento.
  • Hacé dedo en tu jardín. Por ahí tenés suerte, vuelven los marcianos y te llevan.
  •  Con que se lleven a los que tienen la sartén por el mango, me conformo.
  •   Son marcianos pero no comen vidrio. Por algo están a años luz. ¡Chin, chin!