– ¡Ay, Zulmita! ¿Por qué estás tan arrebatada? ¿Viniste corriendo o te agarraron los calores?

– ¡No! ¡Nada de eso! Es que … me acaban de piropear en la calle.

– ¿En serio? ¿Y qué te dijeron?

– “Me gustaría ser papel para poder envolver ese bombón”. ¡Un divino!

– ¡Qué atrevido! Te trató de gorda.

– ¿Por qué?

– Y, bueno, imagináte las resmas que harían falta para envolverte, nena.

– ¡Sos jodida, eh! Envidiosa. A que a vos nunca te piropean.

– Ni lo permitiría. ¿No te enteraste que hoy en día no es políticamente correcto aceptar piropos? Es una sutil forma de acoso. Si me piropean, cosa que no ocurre muy a menudo, los puteo y a otra cosa.

– ¡No me jodas, Susy! ¡No es para tanto! Si no te faltan el respeto, ¿por qué no alegrarse? Te levantan la autoestima. No tiene nada de malo.

– Ojo que hay minitas picantes. Jimena Barón le dedicó unos bastante hot al tenista: “Te doy hasta que Don Ramón pague la renta”, “Te parto en ocho”. Fogosa la ex Gasoleros.

– ¡Cómo dura esa pareja! Yo no le daba ni dos meses.

– Parece menos marketinera que la de Pampita y Pico. Más posta, ¿no?

– Pampita es la Reina del Canje, ¿vieron? Nunca garpa nada. Una genia la Ardohain.

– A mí me tienen harta las minitas tapas de revista, que se lo pasan mostrando el culo y las tetas, y se enojan cuando las tildan de “mujeres objeto”.

– No sólo eso, Nancy. También pretenden que se las considere una versión contemporánea de Simone de Beauvoir, cuando el único “talento” a la vista es su pulposa anatomía.

– ¿Y qué? ¿Acaso no se puede ser inteligente y mostrar el cuerpo? ¡No sean tan pacatas!

– Hablando de minitas con poca ropa, ¿vieron qué bien se mantienen las Trillizas de Oro? Andan cerquita de los 60 y están impecables. ¡Un lomazo!

– Es que se deben sentir obligadas a seguir iguales. Si una se opera, las otras la siguen.

– No como Goldi y Mirtha. A esta altura, ni hermanas parecen. Por eso Goldi ni se muestra.

– ¿Vieron el programa de la nieta de la Chiqui?

– Un bodrio. No me sorprende. Ella es un freezer conduciendo. Falsa empatía con los pobres chicos. Ni explicar las consignas sabía. La salvaron los Pimpi.

– Esa chica tiene un rostro formidable. Fotografía muy bien, pero en cuanto abre la boca …

– Hubiera andado bien en la época del cine mudo, entonces.

– ¿Y “Simona”?

– Otro bodrio. Polka no pega una.

– En rating sí. Los números lo favorecen siempre.

– Pero yo hablo de calidad, no de rating. Es tan previsible la trama, tan sobreactuados los personajes, tan forzado todo. Me aburrió.

– A vos no hay tira que te venga bien. Seré curiosa, ¿con los tipos, sos igual?

– ¿Con los tipos? Mirá, creo que algunos famosos encontraron la fórmula ideal. Juntos pero no revueltos.

– ¿Lo decís por Rial y su novia, y por Marcelo y compañía?

– Tal cual. Las dos parejas viven en el mismo edificio, pero en pisos diferentes.

– Esa receta no es muy pareja que digamos, porque la mujer generalmente convive con los chicos, con todo el laburo que eso implica, mientras el tipo se rasca el higo a cuatro manos. Así cualquiera, ¿no?

– ¿Ustedes creen que la institución matrimonial está en riesgo de extinción?

– Las pruebas al canto. Las parejas no duran ni un suspiro.

.No sé si a ustedes les pasará lo mismo, pero muchas veces pienso: ¡Qué suerte que ya pasé por todo eso! No más exámenes. Ya aprobé todas esas materias. Profesión, maridos, hijos, divorcios, viudeces. Y sobreviví a todo. Ser veterana tiene sus ventajas. Estoy hecha.

– Hecha pelota, querrás decir. Por nosotras, bombonazas derretidas. ¡Chin, chin!