• Listo. Ahora sí. ¡Se pudrió todo!
  • ¿Otro capítulo de la botinera y Maurito?
  • Botinera, no. Botirreina. La más viva del planeta.
  • ¿Es posta el divorcio?
  • Sí, porque parece que no hubo sólo chichoneo, sino que la China y él fueron a los bifes. Mucho más que un coqueteo virtual.
  • No se dice “chichoneo”. “Sexting”, nena. Aggiornate.
  • Bueno, hubo  encame, catrera, ensabanaje, revolcada, amasije.
  • Pero una revolcada en París tiene mucho nivel. Topísimo. Nada que ver con los telos de la Panamericana.
  • Y encima la Chinita se hizo pagar el pasaje  a la Ciudad Luz. Otra reina. Admirable.
  • Igual Wandita ya se hizo firmar todos los papeles, de modo que en la calle no se queda.
  • ¿Volverá con Maxi López?
  • No creo. Ya debe tener un séquito de futbolistas que le arrastran el ala, y la quieren como pareja y como representante. Es buen partido la Nara. En todo sentido.
  • Ahora se viene el culebrón con la hermana, porque parece que el cuñado estaba al tanto de los amoríos de Maurito. Era cómplice. Y no dijo ni mu.
  • ¡Obvio! Los tipos se apañan entre sí.
  • La que se debe estar relamiendo es la Su, que la va a entrevistar en un par de semanas.
  • Clink caja. Ahí factura otra vez la Botirreina.  ¡Es una máquina!
  •  Eso sí. Que se ligue las trompas, che. Demasiados críos para tantos bolonquis familiares.
  • Hablando de travesuras virtuales, ¿ustedes practican el “porno inmobiliario”?
  • ¿Qué es eso, Betty? ¡Ni idea!
  • Un nuevo fetiche de los argentinos. Pispear casas ajenas, curiosear mansiones de gente rica, navegando por la web.
  • ¿Con qué sentido? ¿Para envidiarlos? ¿Para desear lo que nunca vamos a tener? ¡Ni loca!
  • Es un nuevo hobby, un pasatiempo.  Qué sé yo.
  • Pero ¿por qué le dicen “porno”? Eso implica que genera placer, no envidia.  Una especie de onanismo arquitectónico.
  • ¡No me digan que ustedes no miran las fotos de las casas de los famosos en esas revistas glamorosas!
  • Una estupidez. Con los afanos a la orden del día, yo ni loca muestro mi casa. Es como una invitación a los cacos.
  • Sin ánimo de ofender, pero tu monoambiente no figuraría ni en “Hola” ni en “Caras”, Rita.
  • Seré curiosa. Y del otro porno, del ortodoxo, del tradicional, ¿ustedes consumen?
  • No te lo diríamos, por pudor.
  • Entonces la respuesta es sí. No más preguntas, Sr. Juez.
  • Y por casa … ¿cómo andamos?
  • Te diré que entre mirar lindas casas y lo otro … me quedo con lo otro.
  • ¡Ah, bueno! Resultaste picarona, amiguita. Ya sabemos qué adminículos regalarte para tu cumple. ¿Alguna vea entraron a un porno shop?
  • Aquí no. Pero cuando se podía viajar y fui a Amsterdam, ahí me desquité.
  • Claro. Total, no te ibas a cruzar con nadie conocido.
  • No creas. Tuve tanta mala leche que me encontré con todos los argentos del contingente. Un papelón colectivo.
  • Pero ¿quién te quita lo comprado, Nelly?
  • Eso sí. Los cuido más que a mis ahorros en pesos.
  • Chicas, brindo por el fin de la cantinela: “Espacio cedido por la Dirección Nacional Electoral”, que me tiene los ovarios al plato. ¡Chin, chin!