por Irene Bianchi

       ¿Y, chicas? ¿Ligaron algo por el Día de la Mujer?
       ¿Qué quieren que les diga? A mí me hace ruido.
       Cambiále las pilas al audífono, Negra.
       No, en serio. ¿Por qué tiene que haber un solo Día de la Mujer? ¿Y el resto del año, qué? ¿Es de ellos? ¿Por qué tenemos que conformarnos con tan poco?
       Ahí le salió la feminista. Bajá un cambio, Negrita. No es para tanto.
       No sé si saben que el origen es trágico. En 1911 murieron calcinadas 146 mujeres que trabajaban en una fábrica de camisas de Nueva York. Los dueños habían bloqueado las puertas para evitar robos. Suena conocido, ¿no?
       Estoy de acuerdo con vos, Negra. Es como un premio consuelo. Onda: “Ya sabemos que ustedes son inferiores, menos inteligentes, más tontitas, más débiles, pero igual –de buenos que somos- les dedicamos un día. ¿Qué tul?!
       Ahora que lo pienso, ¿sabés que tenés razón? Porque también hay “Día del Niño”, “Día del Animal”, pero “Día del Hombre” no. Se quedan con el resto.
       Claro, chicas. No les demos el gusto. Hay que rechazar saludos y regalos.
       Bueno, tampoco el fanatismo. Yo no rechazo un regalo ni disfrazada de mono.
       ¡Qué fácil te compran la voluntad, Sarita! Te vendés por chucherías.
       Es que no son épocas de andar haciéndose la estrecha.
       ¡Qué ordinaria! No te rebajes a la categoría de objeto sexual, Sari.
       Sara hace rato que está rebajada. En liquidación. Por cierre definitivo.
       ¡Son jodidas, eh! ¿Qué tiene de malo ser un objeto de deseo?
       Nada. Mejor que ser un objeto en desuso es.
       Ya lo dice la sabiduría popular: “Antes que la coman los gusanos …”
       No puedo creer lo regaladas que están, amigas. ¿Qué les pasa?
       El tiempo. Las décadas. La vida. Por encima nos pasa. ¿No salta a la vista?
       ¿Pueden creer que hace 40 años salió al aire el primer capítulo de “Rolando Rivas, taxista”? ¡Y yo lo veía! ¡Y muy chica no era! No sé si me explico.
       Se paralizaba el país, ¿se acuerdan? Fue un antes y un después en la tele.
       Che, volviendo al tema de los sexos, ¿sabían que en España publicaron una “Guía de Lenguaje no sexista” que pretende contribuir a la emancipación de la mujer y a su igualdad con el hombre en todos los ámbitos.
       Sí, algo leí. Reemplazar la palabra “alumnos” por “alumnado”, “ciudadanos” por “ciudadanía”, y que se pueda decir: decana, presidenta, asistenta.
       Y los franchutes quieren eliminar “Mademoiselle”, señorita, porque a los hombres solteros no se les dice “señoritos”. Hay mucho sexismo lingüístico, mucha discriminación por género.
       ¿Qué género? ¿Terciopelo?¿Dril? ¿Gabardina? ¿Poplin? ¿Broderie? ¿Tul?
       También habría que revisar todos esos dichos, como que los hombres no lloran.
       Yo hay muchas cosas que les envidio a los tipos: pueden hacer pis en cualquier parte; las arruguitas y las canas los vuelven interesantes; se salvan de la cera caliente; no son duros de vientre; no tienen celulitis; con dos pares de zapatos y un par de zapatillas se conforman; si van de viaje se arreglan con una sola valija; no les miran ni la delantera ni el trasero en una entrevista de trabajo.
       Sí, pero hay cosas que se pierden. No pueden gestar hijos, por ejemplo.
       No, pero alquilan un vientre, y listo el pollo. También se salvan de las estrías.
       ¡Ufa! ¡No vale! Canté primero: en mi próxima vida quiero pajarito.¡Chin, chin!